Los obispos de México hablan
sobre la Educación en México y las realidades presentes, responsabilidad de
todos.
EDUCAR
PARA UNA
NUEVA SOCIEDAD
Reflexiones
y orientaciones
sobre la
educación en México
CONFERENCIA DEL EPISCOPADO MEXICANO (CEM)
Mayo de 2012
“La educación consiste en que el
hombre
llegue a ser más hombre,
que pueda ser más y no sólo que
pueda tener más,
y que, en consecuencia,
a través de todo lo que tiene, todo
lo que posee,
sepa ser más plenamente hombre.”
Juan Pablo II
Discurso a la UNESCO, 1980, n. 11.
Presentación
La educación es una responsabilidad que todas las
personas compartimos.
El ser humano está llamado a desarrollarse para afianzar
su identidad y alcanzar su plenitud, lo cual no se puede lograr sino en la
mutua relación, pues fuimos creados para vivir y crecer con los demás y para
los demás.
Por la Encarnación, Dios vino a nuestra historia,
asumiendo Él mismo todo lo humano y descubriéndonos que su Persona es “camino,
verdad y vida”. En este contexto, la Iglesia continúa la misión de su fundador
acompañando a los creyentes y prestando un servicio a toda la sociedad en este
proceso permanente de búsqueda y conquista de su realización, conforme a las
exigencias de su dignidad y a las oportunidades de cada época y situación
cultural.
Por ello, los obispos mexicanos, después de dialogar con
numerosos actores de la vida social –especialmente los dedicados a la
educación--, invitamos a todos a participar con la mayor seriedad y prontitud
en la respuesta a este gran desafío que a nivel mundial se reconoce como una
emergencia educativa.
Los efectos de esta emergencia educativa se manifiestan
en un sinnúmero de realidades sociales, económicas, políticas, culturales y,
también, religiosas que estamos padeciendo.
Es nuestra obligación, como sucesores de los apóstoles,
dirigir palabras de verdad a un pueblo que vive horas aciagas y que, al no
encontrar salida, corre peligro de perder sus valores de identidad,
profundamente cristianos.
En el documento preparatorio para la XIII Asamblea
General del Sínodo de los Obispos, a celebrarse en octubre de 2012 en el
Vaticano y que será la puerta de entrada al Año de la Fe, se describe el tema
de la emergencia educativa y las consecuencias de transmitir la fe y los
valores a las nuevas generaciones; trans misión que, en sociedades tradicionales como la nuestra,
se daba por un hecho y que no se está produciendo:
“Aquí está la emergencia educativa: ya no somos capaces
de ofrecer a los jóvenes, a las nuevas generaciones, lo que es nuestro deber
transmitirles.
Nosotros estamos en deuda en relación a ellos también en
lo que respecta a aquellos verdaderos valores que dan fundamento a la vida. Así
termina descuidado y olvidado el objetivo esencial de la educación, que es la formación
de la persona, para hacerla capaz de vivir en plenitud y de dar su contribución
al bien de la comunidad. Por ello crece, desde diversos sectores, la demanda de
una educación auténtica y el redescubrimiento de la necesidad de educadores que
sean verdaderamente tales. Dicho pedido asocia a los padres (preocupados, y con
frecuencia angustiados, por el futuro de los propios hijos), a los docentes
(que viven la triste experiencia de la decadencia de la escuela) y a la
sociedad misma, que ve amenazada las bases de la convivencia”.
Pensamos, finalmente, que la emergencia educativa que
padece México, no deja lugar a justificaciones e inacciones: o actuamos ahora,
o las próximas generaciones nos lo van a reclamar con vehemencia y acritud.
Quienes seguimos a Jesús, aún en este difícil escenario, proclamamos que hay
Esperanza e invitamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a
descubrir algunas razones para ello en las siguientes páginas.
Por la Conferencia del Episcopado Mexicano:
MONS. CARLOS AGUIAR RETES
Arzobispo de Tlalnepantla
Presidente de la CEM
MONS. VICTOR RENÉ RODRÍGUEZ
Obispo Auxiliar de Texcoco
Secretario General de la CEM
MONS. ALFONSO CORTÉS
Obispo de Cuernavaca
Representante de la Dimensión de Pastoral educativa
Mapa del documento
Para facilitar la comprensión y la lectura del texto,
hemos dividido su contenido en cuatro partes, tomando en consideración tanto
las copiosas propuestas de los obispos de México aportadas durante la Asamblea
General de la Conferencia Episcopal celebrada en noviembre del año 2011, la
opinión de diversos expertos en educación, y los muchos encuentros y diálogos
con una gran cantidad de actores de la vida educativa de nuestro país y de
nuestra Iglesia.
En la primera parte de nuestra exposición, describimos
los rasgos característicos del desafío educativo mexicano y del tipo de
sociedad que nos encontramos construyendo. Nuestra reflexión abarca la realidad
educativa, tanto en su dimensión general, en la que todos nos descubrimos responsables
de la tarea educativa, como en su dimensión particular y en las actividades
propias de los diversos niveles escolares.
De esta manera, intentamos superar el reduccionismo que
limita la preocupación y la responsabilidad por la educación a la labor de
educadores y especialistas.
Es tiempo de avanzar hacia una responsabilidad compartida
por la sociedad mexicana en su conjunto.
En la segunda parte, exploramos el pasado y el presente
del papel que la Iglesia ha jugado y está jugando en la educación en México.
Ofrecemos al lector temas a considerar sobre la responsabilidad que tenemos los
católicos no sólo al interior de los espacios eclesiales --siempre
importantes-- sino, principalmente, en aquellos espacios sociales en los que
estamos llamados a dar testimonio de nuestra fe.
El desafío educativo que describimos, no está limitado a
los ámbitos marcados por una atmósfera cristiana ni a las instituciones
educativas oficiales y privadas; se extiende hacia una amplia gama de
realidades y tareas en las que la educación posee importancia decisiva para la
reconstrucción del tejido social.
En la tercera parte subrayamos los elementos
fundamentales que encontramos en la antropología cristiana y que nos pueden
ayudar a recuperar un concepto de educación que responda a la naturaleza y
dignidad de la persona humana e ilumine los procesos de transformación que
México requiere.
Sabedores que la fe cristiana comporta una fundamentación
razonable, accesible a todas las personas independientemente de sus creencias
religiosas, mostramos que la educación no puede ser fiel a su pretensión
esencial sin descubrir un parámetro antropológico que la guíe y la sostenga.
Dicho parámetro está basado en evidencias elementales que descubren la estructura
y diferentes dimensiones que integran al ser humano como persona. En este
apartado, advertimos ya el tipo de sociedad que estamos llamados a construir si
deseamos responder a la persona y a su legítimo derecho a perfeccionarse a
través de la educación.
En la cuarta parte, los obispos invitamos a todos los
católicos y personas de buena voluntad a asumir el compromiso, como verdaderos
protagonistas en el fortalecimiento y mejora de la educación en México.
En este apartado se enuncian las tareas sustantivas que
tienen la intención, primero, de enfrentar la emergencia educativa desde la
acción y, segundo, recordar que los cristianos hemos de aprender a colaborar
con todos los hombres y mujeres de buena voluntad en la nueva acción educativa
que nuestra nación requiere.
Para leer el documento completo
http://www.cem.org.mx/i/uploads/EDUCAR_PARA_UNA_NUEVA_SOCIEDAD_LibroCOMPLETO.pdf
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