jueves, 31 de octubre de 2013

Una actriz de Hollywood ex-adepta de la Nueva Era se convierte y advierte de las trampas de la secta




Sharon Lee Giganti dejó su carrera en Hollywood cuando comenzaba a tener mayor éxito, para dedicarse a lo que creyó ser su gran misión: difundir los principios de la Nueva Era. La desilusión no tardó en llegar. Estas falsas enseñanzas destrozaron la vida de muchas personas a su alrededor –incluido su propio hermano–. Después de su conversión, se dedicó a comunicar sin cansancio las grandes trampas que esconden las enseñanzas de El Secreto, Un Curso de Milagros y la ley de la atracción.

- ¿Qué la impulsó hacia la Nueva Era?
- Estaba desesperada. Llevaba muchos años sufriendo al ver a mis seres queridos autodestruirse con las drogas y el alcohol, sin poder hacer nada. Buscaba una manera de acabar con todo ese dolor que había a mi alrededor, y encontrar felicidad y paz para mí. 

- ¿Era infeliz a pesar del éxito que comenzaba a tener en Hollywood?
- Sí, como actriz estaba cansada de la frustración de trabajar tan duro, durante tantos años, y no lograr ser la gran actriz que me creía capaz de ser. Había alcanzado éxito en la TV y en algunas películas, pero tenía la sensación de no poder controlar el resultado de lo que hacía. Imagínese la emoción que me produjo escuchar que había técnicas que podía aprender para crear mi propia realidad con el pensamiento: “Puedes cambiar cualquier circunstancia, curar cualquier enfermedad, y producir resultados con sólo visualizar tus deseos”.

- ¿Quién le enseñó esas técnicas?
Un amigo mío en Hollywood me habló de la ley de la atracción a través del libro La ciencia de la mente, de Ernest Holmes, y de unas grabaciones de la médium Esther Hicks, que canalizaba un espíritu llamado Abraham. Abraham enseñaba la idea ocultista de que “todo es energía”: “Tus pensamientos y sentimientos son formas de ‘vibración de la energía’ que atraen lo que estás pensando y sintiendo. Si piensas en positivo y te sientes libre de preocupaciones, atraerás cosas buenas”. Creí que Abraham era un espíritu bueno y que con esta nueva comprensión de las “leyes universales” podría ayudar a mucha gente. 

- Se dedicó entonces a difundir este gran “descubrimiento”... 
- Así es. Abandoné mi carrera de actriz y me convertí en embajadora de Abraham. Durante 10 años estuve enseñando la ley de la atracción, incluyendo los principios de Un curso de milagros.

- ¿Qué es Un curso de milagros?
- Es un libro que fue escrito por un espíritu que decía ser Jesús, a través de una médium. Su enseñanza está en contradicción con la Sagrada Escritura, la Tradición y la doctrina católica, pues afirma que Jesús no era Dios, que el demonio no existe, que el pecado original nunca ocurrió, y que los apóstoles no supieron interpretar el mensaje de Jesús y nos enseñaron errores. Estos principios falsos muestran claramente que el espíritu que los escribió, aunque afirmara ser Jesús, es una falsificación de Cristo. Ningún espíritu que contradiga la Palabra de Dios puede ser de Dios.

- ¿Cómo descubrió ese engaño? 
- Me enfrenté a terribles tragedias por predicar estas filosofías falsas. Primero, mi alumna Jane. La noche antes de suicidarse, vino a mi casa con las preguntas sobre el suicidio que solía hacerme. Se las contesté de nuevo con las enseñanzas de la Nueva Era, especialmente las de Abraham y Un Curso de Milagros: “El suicidio es malo sólo si piensas que está mal, pues hemos sido condicionados socialmente para creer que está mal”. Y le dije, citando a Abraham: “Tú eres libre de elegir cualquier cosa que desees atraer a tu vida, incluso la muerte”. A la mañana siguiente, ella se fue a un hotel y se envenenó. Me gustaría decir que su muerte me despertó, pero estas filosofías me habían oscurecido completamente la visión del mundo.

- Entonces, ¿qué la despertó?
- Mi hermano era drogadicto y alcohólico; sufría crisis de ansiedad y depresión. A quienes intentaban ayudarlo, yo les decía que dejaran de temer por su bienestar, pues así continuaban atrayendo esa situación a su vida. La mejor manera de ayudarlo era “visualizarlo” en una situación de perfecta salud, que luego comenzaría a “manifestarse”. Y así lo hicieron. Y yo también. Pero no recibimos el “milagro” prometido. Mi hermano terminó por matar a mi sobrino de cuatro meses y hoy en día cumple cadena perpetua.

- Y usted pagó un precio muy alto...
- Las tragedias me fueron mostrando que las enseñanzas de la Nueva Era no producen la paz y el bienestar que tanto pregonan. En cambio sí provocan muchos corazones rotos y vidas destruidas.

- ¿Eso la llevó a buscar la verdad en la doctrina católica? 
- Todavía estaba inmersa en esas enseñanzas, cuando comencé a leer la Biblia. También tuve un encuentro personal con Jesús y luego supe que mucha gente rezó por mí.

- Cuéntenos ese encuentro con Cristo
- Cuando estaba a punto de invocar más espíritus, en un intento desesperado por encontrar ayuda, Jesús me sacó. Se me mostró como “el Camino, la Verdad y la Vida” que yo había estado buscando.

- Un Cristo muy diferente al que le había enseñado la Nueva Era...
- No era la “Conciencia Crística” o “la Energía Pura” de la Nueva Era. Jesús es una persona real que me decía: “Soy la respuesta que estás esperando y estoy aquí, como siempre... ¡esperándote!”. Nunca me había sentido tan amada. Créame. Los que piensan que “el Cristo” es sólo un modo de pensar o una “conciencia”, se pierden todo, porque una “conciencia” no te puede amar como Jesús nos ama.

- ¿Qué pretende realmente la espiritualidad de la Nueva Era?
- La mayoría –me ocurrió a mí también– cree que ha descubierto una “nueva ciencia”, una “sabiduría perdida” o una “perspectiva más elevada de la esfera espiritual”, y quieren compartirla con otros para curar sus males mentales, psíquicos, emocionales y espirituales. Pero gran cantidad de la información de la Nueva Era proviene de espíritus que han sido escuchados a través de médiums. Son espíritus demoníacos que sirven a Satanás, y quieren robarle almas a Dios. Buscan expresamente hacernos daño.

- Pero nadie quiere, deliberadamente, hacerse daño a sí mismo...
- Desafortunadamente, la información está muy bien disfrazada en forma de buenos consejos, ayuda, amor... Ellos transmiten información falsa a todos los que quieran escucharla en forma de ideologías que contienen supuestos “principios universales”. Hacen que la persona moralmente neutral se desoriente. 

- ¿Por qué no puede un católico creer en la ley de la atracción?
- Estas supuestas “técnicas” no son más que formas modernas de la antigua magia, hechicería y espiritismo. Van en contra de la fe católica. En el documento vaticano Jesucristo portador del agua de la vida se afirma “la convicción generalizada en la Nueva Era de que cada uno crea su propia realidad es atractiva pero ilusoria”. No es verdad que podamos controlar lo que nos sucede a través de nuestros pensamientos y sentimientos.

- ¿Es posible tomar lo bueno de estas técnicas y dejar de lado el resto?
- Conozco bien ese peligro y no vale la pena asumir ese riesgo. Sería como tomarse un batido de chocolate envenenado porque contiene un poco de calcio. De nuevo, el documento vaticano Jesucristo portador del agua de la vida dice claramente que no es posible aislar algunos elementos de la religiosidad de la Nueva Era como aceptables y rechazar otros. ¡La Iglesia ha hablado claro! Prestémosle atención a sus consejos por nuestro propio bien.  

Sharon Lee Giganti (www.NewAgeDeception.com) es catequista acreditada e invitada habitual del programa de Patrick Coffin “The New Age Deception” en Catholic Answers Live Radio (www.catholic.com).

lunes, 28 de octubre de 2013

Alerta vaticana contra los centros de espiritualidad católicos que recurren a terapias alternativas

Alerta vaticana contra los centros de espiritualidad católicos que recurren a terapias alternativas
Alerta vaticana contra los centros de espiritualidad católicos que recurren a terapias alternativas
Algunos conjugan la oración con terapias energéticas Reiki, corporales y antiaging y recurren a técnicas como la hidrología, la aromaterapia...

Ries

Según ha informado a las diócesis católicas españolas la Conferencia Episcopal Española (CEE), en diciembre pasado tuvo conocimiento de una carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe, (CDF) dirigida a los presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo. Este importante dicasterio de la Santa Sede emitió la misiva preocupado por la presencia de la nueva religiosidad en centros católicos.

En la carta de la CDF, que lleva la firma de su prefecto, el cardenal William Levada, se lee que “algunos centros de espiritualidad dirigidos por miembros de la Iglesia católica han integrado en sus programas sesiones donde se juntan ciertas técnicas de oración con terapias alternativas. Tales terapias se inscriben en el marco más vasto de las denominadas curaciones ‘espirituales’ o de ‘Wellness’ [bienestar]”. 

La preocupación de la Santa Sede proviene de su recepción de “noticias que demuestran que algunos contenidos de tales programas propuestos incluso por sacerdotes o personas consagradas no son conformes con la doctrina de la Iglesia”.

Por eso el cardenal Levada solicita a los presidentes de las Conferencias Episcopales que recuerden a los obispos de sus países respectivos “la necesidad de vigilar que los programas propuestos en los centros de espiritualidad bajo la responsabilidad de la Iglesia, incluidos los que están dirigidos por los Institutos de vida consagrada y Sociedades de vida apostólica, sean conformes con los principios de la fe católica”.

Como documento de referencia, la CDF señala a uno de su autoría, la Carta sobre algunos aspectos de la meditación cristiana, Orationis formas (15 de octubre de 1989, publicada en Acta Apostolicae Sedis 82 [1990] 362-379), a la que califica como “siempre actual”. De hecho, Levada adjunta a su carta una copia del documento. Y dice que la CDF “permanece siempre abierta a recibir las observaciones y noticias que los Señores Obispos deseen hacer a propósito de esta problemática”.

Efecto en España
El secretario de la CEE, Juan Antonio Martínez Camino, se dirigió a los obispos españoles hace unos meses para informarles de que se leyó la carta del cardenal Levada y se trató este tema en la 352 reunión del Comité Ejecutivo de la CEE, celebrada en diciembre. Y, por tanto, se les envía a los prelados la carta del prefecto de la CDF y el documento Orationis formas.

Algunas diócesis españolas ya se han hecho eco de esta misiva, como la de Burgos. El vicario general de este arzobispado, Pedro Sáez, escribió el pasado mes de febrero a las comunidades de religiosos y religiosas con Casas de Espiritualidad abiertas al público, señalando la preocupación de la Santa Sede. Como afirma Sáez, “todos somos conscientes de la confusión doctrinal que nos acecha y de lo que, consecuentemente, se hace dentro de la Iglesia que no hace más que provocar división, malestar y no pocas veces escándalo”. Por eso pide tenerlo en cuenta “para estar siempre en sintonía con el sentir de la Iglesia”.

domingo, 27 de octubre de 2013

Los orígenes históricos de la fiesta de Hallowee

Los orígenes históricos de la fiesta de Halloween
Para purificar esta celebración es importante corregir numerosos mitos en torno a sus orígenes, que no corresponden a la verdad histórica. Sólo así podemos recuperar su sentido más auténtico y aprovecharla como un momento muy especial para la evangelización y la catequesis, contribuyendo también a la purificación de la religiosidad popular.

Por el P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap

I. Orígenes históricos de Halloween

«Conocerán la verdad y la verdad los hará libres» (Jn 8,32)
Anunciar el Evangelio implica anunciar la Verdad que nos salva (Lumen gentium, 17); es decir, anunciar a nuestro Señor Jesucristo, el Amén (Ap 3, 14), el Verdadero (1Jn 5,20).
Por eso, en el anuncio del Evangelio, un discípulo de Cristo no puede recurrir nunca a la mentira, ni siquiera a las medias verdades.
He aquí un criterio de discernimiento que debemos tener siempre presente: el fin nunca justifica los medios. Cuando hacemos esto, salimos del ámbito de la evangelización y entramos en el más burdo proselitismo.
Pues bien, en mentiras y medias verdades se incurre frecuentemente al hablar de la fiesta de Halloween, atribuyéndole un origen celta o, incluso, satánico. Además, se dice que al participar en diversas formas de celebración de Halloween, especialmente disfrazándose para pedir dulces o dinero, ya se está participando en rituales satánicos, que llevarán a quien participe a iniciarse en el mundo del satanismo, abriendo espacios a Satanás y sus secuaces.
Por otra parte, cuando se habla de Halloween también aparecen prejuicios e, incluso, expresiones de xenofobia, particularmente contra la sociedad norteamericana, rechazando a priori su cultura.

Recorrido histórico
El rechazo a la celebración de Halloween ha pasado por diversas etapas. He aquí un breve recorrido histórico.

- Origen norteamericano

Hace algunas décadas, cuando se empezó a difundir con más fuerza la celebración de Halloween en los países de América Latina se señalaba que era una fiesta de origen anglosajón, una fiesta eminentemente norteamericana. Se le rechazaba siempre por motivos culturales.
En México se empezó a reinvindicar, en contraposición a Halloween, la celebración mexicana del Día de Muertos, por su origen prehispánico.
El dilema era “¿Halloween o Día de Muertos?”. Nunca se mencionaba un origen satánico de Halloween sino que se rechazaba Halloween por proceder de los Estados Unidos de América, teniendo como base el nacionalismo mexicano, que promueve la exaltación de lo prehispánico y el rechazo de lo extranjero, empezando por lo español y lo norteamericano.
Desde entonces se empezaron a multiplicar los altares de muertos en casas, escuelas, colegios y plazas adyacentes a los palacios de gobierno, y se empezó a darle mayor difusión a lugares como San Andrés Mixquic y Janitzio. Era, y sigue siendo, una forma de resistencia cultural frente al imperialismo norteamericano.

- Origen celta
Sin embargo, desde hace algunos años se dice que el origen de Hallowen está en la cultura celta, lo que evidentemente es un anacronismo, pues el nombre mismo de Halloween es cristiano, católico, como se verá a continuación, pues significa Vísperas de Todos Santos.
Conviene decir que la religión de los antiguos celtas, particularmente la de los galos antes de la conquista romana, no es bien conocida, y los datos de que se disponen para reconstruirla son escasos y no muy precisos. Hoy en día, cierta retórica que apela a lo céltico se utiliza con fines políticos, para reforzar las identidades nacionales en algunas regiones de Europa.
Según algunos investigadores, lo celta es, en gran parte, lo que ha sido inventado a partir de la información arqueológica y los datos de fuentes clásicas y medievales, sumando representaciones imaginarias.
Entre las mentiras o medias verdades sobre Halloween podemos decir lo siguiente: se habla frecuentemente de la fiesta de Halloween como una fiesta en honor de una divinidad denominada Samhain, relacionada con la muerte. Pues bien, no existía en la mitología celta una divinidad con este nombre. La etimología de esta palabra es gaélica y significa “fin del verano”.


Samhain era una festividad que se celebraba buscando la luna llena que sigue al día que media entre el equinoccio de otoño (entre 22 y el 23 de septiembre de cada año) y el solsticio de invierno (entre el 21 y el 22 de diciembre de cada año), por lo que no se celebraba necesariamente en una fecha fija, el 31 de octubre, sino que la celebración podía realizarse en ese arco de tiempo descrito anteriormente. Como ejemplo podemos mencionar que en 2012 la fiesta de Samhain debió celebrarse el 28 de noviembre, en 2013 debe celebrarse el 17 de noviembre y en 2014 el 6 de noviembre.
Con relación a los druidas, de acuerdo con el historiador Ronald Hutton, “podemos saber virtualmente nada con certeza acerca de los antiguos druidas, así que —aunque sin duda existieron — fungen más o menos como figuras legendarias” (Ronald Hutton, The Druids: A History, Continuum International Publishing Group, Limited, 2007, p. xi). Así que es difícil describir a los druidas, con fundamento histórico, yendo por los pueblos y por el campo en la víspera del 31 de octubre recogiendo ofrendas para Satanás, llevando disfraces y máscaras puestas, además de faroles, bolsas para la ofrenda y bastones de punta afilada, como afirman algunos en su agresiva propaganda anti-Halloween.

- La conexión satánica
Más recientemente se alude a Halloween como una festividad satánica y llega a hablarse de numerosos sacrificios humanos, especialmente de bebés y niños, y se insiste en que se multiplica en esa fecha la celebración de misas negras.
La referencia a Halloween como una fiesta eminentemente satánica se encuentra en “La biblia satánica”, escrita por Anton LaVey, quien inició la Iglesia de Satanás el 30 de abril de 1966, ideando múltiples ritos oscuros y escogiendo la fecha de sus principales fiestas satánicas: la fecha del propio cumpleaños de cada satanista, la noche de los Walpurgis (entre el 30 de abril y el primero de mayo de cada año) y el Halloween (entre el 31 de octubre y el primero de noviembre de cada año) [cfr. Anton Szandor LaVey, La biblia satánica, Ediciones Roca, México, DF, 1975, 109-111].

Evidentemente, LaVey incurre en su libro en los mismos errores de los que atribuyen a Halloween un origen celta y druida, aunque llega a señalar los motivos por los cuales los satanistas celebran estas fiestas. En el caso de celebrar como principal fiesta satánica el propio cumpleaños el motivo es el siguiente: “Cada hombre es un dios si opta por reconocerse a sí mismo como un dios. Por lo tanto, el satanista celebra su propio cumpleaños como la fiesta más importante del año” (p. 109). Con relación a las dos otras fiestas, LaVey las seleccionó porque, según opinión corriente, son fechas de festivales paganos con motivos agrícolas, lo que no implica que sean de origen satánico. Las otras fiestas giran en torno a los solsticios y equinoccios, que marcan el primer día de las estaciones.
Según los datos recabados, considero que hay que distinguir entre la fiesta de Halloween, que tiene orígenes folcklóricos muy interesantes, como se verá a continuación, y los rituales satánicos que celebran las sectas satánicas en ésta y en otras fechas. No están necesariamente interrelacionados.

- La mercantilización y el influjo del cine de Hollywood
Sin duda, lo que más ha contribuido a la difusión de Halloween es el enfoque comercial que se le ha dado a esta celebración. En efecto, aunque inició con muchas de las características que conocemos, en la segunda mitad del siglo XIX, la fiesta de Halloween comenzó a celebrarse masivamente en los Estados Unidos hasta 1921. Ese año se celebró el primer desfile de Halloween en Minnesota y luego le siguieron otros estados. La fiesta adquirió una progresiva popularidad en las siguientes décadas.

La proyección internacional de Halloween se produjo a finales de los años 70 y principios de los 80 gracias al cine y a las series de televisión. En 1978 se estrenó en Estados Unidos y en el mundo entero la película «Halloween», dirigida por John Carpenter y protagonizada por Jamie Lee Curtis y Donald Pleasence. El guión del film fue escrito por John Carpenter y Debra Hill.
El film narra la historia de Michael Myers, un enfermo psiquiátrico —encerrado por haber asesinado a su hermana mayor— quien, tras 15 años internado en una clínica mental, se fuga y busca repetir su crimen con su hermana menor. Esta cinta dio inicio al subgénero de Cine de terror llamado "slasher", en el que la trama gira alrededor de sanguinarios asesinatos cometidos por algún villano enmascarado, generalmente teniendo como víctimas a adolescentes. Aunque en realidad esta película es muy poco gráfica en la violencia que presenta, sobre todo comparada con los posteriores exponentes del género. La película ha tenido nueve secuelas y se estrenará una más en 2014 en 3D.
Hoy en día hay fiestas de Halloween en discotecas, bares, casas particulares, empresas y escuelas, promociones en centro comerciales, decoraciones en casas, locales comerciales, supermercados, aparadores y demás ramos de la actividad comercial. Hoy las tarjetas de crédito suman compras de disfraces terroríficos, calabazas para decoración, muñecos y demás productos Halloween. También numerosos niños se disfrazan para pedir dulces y dinero en las calles y de casa en casa.

El origen histórico de Halloween
Ha llegado el momento de explorar los orígenes históricos de Halloween. Nos basaremos en un artículo muy interesante, titulado “Truth about Halloween. Halloween: The Real Story!” y escrito por el padre Augustine Thompson, OP, en la revista Catholic Digest, publicada en octubre de 1996 y disponible en inglés en la siguiente dirección electrónica:
http://www.crossroadsinitiative.com/library_article/784/Truth_about_Halloween.html).
Según el padre Thompson, los orígenes del Halloween son cristianos, con una visión muy norteamericana. Es cierto, señala, que los celtas de Irlanda y Bretaña celebraban un festival a finales de octubre y principios de noviembre, al igual que los hacían casi todos los últimos días de otros meses, teniendo presentes las fases de la luna, pero la celebración de Halloween que conocemos se fue modelando paulatinamente en Estados Unidos a partir de la inmigración irlandesa hacia Estados Unidos en el siglo XVIII y, particularmente, a partir de 1845, periodo que se conoce como la Gran hambruna irlandesa (1845-1849).

- Solemnidad de Todos los Santos
La fiesta de Halloween cae en el último día de octubre porque es la víspera de la festividad católica de Todos Santos. Esta fiesta en honor de todos los santos se solía celebrar el 13 de mayo ya desde el siglo IV, pero el papa Gregorio III en el año 741, la cambió al primero de noviembre, día en que se dedicó la Capilla de todos los santos en San Pedro en Roma. El siguiente siglo, el papa Gregorio IV mandó que la Fiesta de todos los santos se celebrara en todo el mundo cristiano, llegando así a Irlanda.

La noche anterior a la fiesta de todos los santos se celebraba una vigilia llamada en inglés All Hallow’s Eve o Halloween. En esos días, Halloween no tenía un significado especial ni para los cristianos ni mucho menos para los desaparecidos paganos celtas. Recordemos que algunas festividades litúrgicas son precedidas por vigilias, entre las que destacan la vigilia de Navidad (Nochebuena), la de Año Nuevo, la Vigilia Pascual y la Vigilia de Pentecostés.

- Día de los Fieles Difuntos
En el año 998, San Odilón, abad del poderoso monasterio de Cluny en el sur de Francia, agregó una celebración el día 2 de noviembre. Era un día de oración para las almas de los fieles difuntos. Esta festividad llamada día los fieles difuntos, se esparció de Francia al resto de Europa.
Así pues, la Iglesia tenía festividades para aquellos que están en el Cielo y aquellos que se purifican en el Purgatorio. ¿Qué hay de aquellos que se encuentran en otro lugar, es decir, en el Infierno? Al parecer los aldeanos católicos irlandeses se preocuparon por las desafortunadas almas en el infierno. Después de todo, si hacemos a un lado las almas del infierno cuando celebramos a aquellas del Cielo y del Purgatorio, tal vez aquellas sean tan infelices que nos puedan causar problemas. Así se volvió costumbre golpear cazos y sartenes la víspera de Todos los santos para que los condenados supieran que no habían sido olvidados. Así, por lo menos en Irlanda, todos los muertos fueron recordados aunque a los obispos y presbíteros no les simpatizaba mucho el Halloween y nunca instituyeron en el calendario eclesiástico un Día de todos los condenados.

- El inicio de la costumbre de disfrazarse
Pero esa no es aún la celebración de Halloween que conocemos. Las tradiciones para esta festividad se centran en vestirse con disfraces rebuscados, lo cual no es de origen irlandés. La costumbre de disfrazarse más bien nació en Francia durante los siglos XIV y XV. El medioevo tardío sufrió ataques repetidos de la peste bubónica o peste negra, llamada la muerte negra y con ella perdió la mitad de su población. No es de sorprender que los católicos de este periodo tuvieran más interés en la otra vida.

Se decían más misas en el Día de Todos Santos y de los Fieles Difuntos, y se diseñaron representaciones artísticas para recordar a todos de su mortalidad. A estas representaciones las conocemos como la Danza de la muerte o Danza macabra, la cual era comúnmente pintada en las paredes de los cementerios y mostraban a la muerte conduciendo una cadena de gentes: papas, reyes, damas caballeros, monjes, campesinos, leprosos, etc., a su tumba. A veces esta danza se presentaba el propio Día de los Fieles Difuntos, como un retablo viviente con personas vestidas con las ropas de los diferentes estados de la vida.
Pero los franceses se disfrazaban el Día de los Fieles Difuntos, no en Halloween; y los irlandeses que tenían Halloween, no se disfrazaban. El cómo es que ambas celebraciones se mezclaron, probablemente ocurrió en las colonias británicas de Norteamérica durante el siglo XVIII, cuando los irlandeses y los franceses se comenzaron a casar entre sí, y se popularizó más a partir de 1845, cuando inició la inmigración más amplia de irlandeses a los Estados Unidos. El enfoque irlandés en el infierno le dio a las mascaradas francesas un giro más macabro.

- Origen del “trick or treat”
Pero como todo niño y joven sabe, disfrazarse no es el punto, el punto es obtener el botín más grande posible. Entonces, ¿de donde viene la frase trick or treat? (dulce o broma).
Trick or treat es tal vez, la adición más peculiar y americana al Halloween, y es una contribución inadvertida de los católicos ingleses y aun del protestantismo británico.
Durante el periodo penal de 1500 a 1700 en Inglaterra, los católicos no tenían derechos legales. No podían tener puestos públicos, y eran sujetos de multas, cárcel y pesados impuestos. Decir misa era una ofensa capital y cientos de sacerdotes fueron martirizados.
Ocasionalmente, los católicos ingleses resistieron, a veces de formas insensatas. Uno de los actos más insensatos de resistencia fue el complot para hacer volar, usando pólvora, al rey protestante James I y a su parlamento. Se suponía que esto dispararía una insurgencia católica en contra de los opresores. El mal concebido complot de la pólvora fue sofocado el 5 de noviembre de 1605, cuando el hombre que cuidaba el polvorín, un descuidado converso llamado Guy Fawkes, fue capturado y arrestado. Fue colgado, y el complot se disolvió.
El 5 de noviembre, Día de Guy Fawkes, se convirtió en una gran celebración en Inglaterra, y así lo sigue siendo. Durante los periodos penales, bandas de celebrantes se ponían máscaras y visitaban católicos locales a la mitad de la noche, demandando cerveza y pasteles para su celebración: ¡trick or treat!

El día de Guy Fawkes llegó a las colonias americanas con los primeros colonizadores ingleses. Pero para cuando llegó la Revolución norteamericana, el viejo rey James y Guy Fawkes habían sido olvidados. Sin embargo el trick or treat era demasiada diversión como para olvidarlo, así es que eventualmente se cambió al 31 de octubre, el día de la mascarada franco irlandesa. Y en América trick or treat no se limitaba a los católicos.
La mezcla de varias tradiciones inmigrantes que conocemos como Halloween se había convertido en una tradición en los Estados Unidos para principios del siglo XIX. Hasta los años 80’s del siglo XX permanecía desconocida en Europa, aún en los países en los que se originaron algunas de sus costumbres.
Por otra parte, hay otras fuentes de la práctica de pedir de casa en casa. En efecto, esta tradición se remonta al siglo IX, en el que los cristianos iban de pueblo en pueblo a mendigar “pasteles de difuntos” (soul cakes), que eran trozos de pan con pasas. Mientras más grande fuera la cantidad de pasteles recibidos, mayor era el número de oraciones que rezarían por los fieles difuntos del benefactor.
Esta costumbre estaba extendida en otros países con características propias. En la tradición portuguesa a partir del siglo XV ha existido la costumbre de pedir el “pão-por-Deus” (pan en nombre de Dios). La petición la hacen los niños el 1 de noviembre y el 2 de noviembre el pan recolectado se distribuía, al finalizar la misa para pedir por los fieles difuntos, entre los pobres de la comunidad. A veces se ponía el pan convenientemente cubierto frente a la puerta de la propia casa para que pudieran tomarlo las personas que lo necesitaran para sí o para entregarlo a algún necesitado.
En México está la costumbre de pedir de casa en casa y en las calles, utilizando esta frase: “¿Me da mi calaverita?”, “¿Me da para mi calaverita?” y “¿No me da pa' mi calaverita?”.

- Y, ¿qué hay de las brujas?
Pues, son una de las últimas adiciones a la fiesta de Halloween. La industria de las tarjetas de felicitación las agregó a finales del siglo XIX. Halloween ya tenía ánimas, así que, ¿por que no darle un lugar a las brujas en las tarjetas de felicitación? Las tarjetas de felicitación de Halloween no tuvieron éxito, (aunque ha habido un resurgimiento reciente de popularidad), pero las brujas se quedaron como parte de la decoración y los disfraces.

- Jack-o-lantern

Igualmente en el siglo XIX, folkloristas mal informados agregaron el Jack-o-lantern (la linterna hecha con una calabaza ahuecada y tallada). Pensaban que el Halloween era de origen pagano y druida. Las lámparas hechas con nabos (no calabazas) habían sido parte de los antiguos festivales celtas de las cosechas, así que fueron trasladados a la celebración americana del Halloween. Conviene recordar que el origen de la calabaza es América y fue introducida a Europa vía España hasta el siglo XVI, por lo que difícilmente pudieron utilizarla los celtas en la edad del hierro. Más tarde se sustituyeron los nabos por las calabazas por la practicidad de vaciarlas de su contenido y de hacerles los cortes necesarios para dejar pasar la luz de las velas que se colocan en su interior. Como puede notarse, no hay ningún origen satánico en este adorno clásico de Halloween.

- Vampiros, hombres lobo y otros monstruos
Estos disfraces se han añadido en el siglo XX por obra y gracia del cine de Hollywood, que ha convertido la fiesta de Halloween en una noche de terror, aprovechando obras literarias como Drácula, de Abraham “Bram” Stoker (1847-1912), Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley (1797-1851), entre otros clásicos del género, y las leyendas de Europa central sobre vampiros y hombres lobos. También ha influido el énfasis en la mercantilización de la celebración de Halloween, que lleva a adornar los espacios con toda clase de motivos tenebrosos y a disfrazarse de manera tétrica.

Conclusión provisional
La próxima vez que alguien clame que Halloween es un truco cruel para atraer a los niños, adolescentes y jóvenes a la adoración satánica, sugiero que les cuente el verdadero origen del All Hallow’s Eve y les invite a descubrir su verdadero significado cristiano, junto con las dos fiestas católicas mayores y más importantes que le siguen: la solemnidad de Todos Santos (1 de noviembre) y la fiesta litúrgica de los Fieles Difuntos (2 de noviembre).
Como hemos visto hasta ahora, los orígenes del Halloween no son satánicos, ni incluyen de suyo rituales satánicos. La costumbre de disfrazarse no implica participar en rituales satánicos, como se dice a menudo. Pedir dulces y dinero no es una costumbre satánica ni es una forma de participar en rituales satánicos, como se repite con insistencia digna de mejor causa.

¿Es lícito a un cristiano católico participar en la Fiesta de Halloween?
Es una pregunta ineludible. ¿Qué decir al respecto? Depende de las circunstancias. Los niños, adolescentes y jóvenes pueden participar en las fiestas que se organizan en los colegios, si se hacen con el debido orden, en un clima de sano esparcimiento y una convivencia adecuada.
En otros ámbitos, especialmente en los festejos que hacen los adolescentes, jóvenes y adultos, hay que tener en cuenta las recomendaciones de san Pablo, particularmente las siguientes:

Reconozcan el momento en que viven, que ya es hora de despertar del sueño: ahora la salvación está más cerca que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día se acerca: abandonemos las acciones tenebrosas y vistámonos con la armadura de la luz. Actuemos con decencia, como de día: basta de banquetes y borracheras, basta de lujuria y libertinaje, no más envidias y peleas. Revístanse del Señor Jesucristo y no se dejen conducir por los deseos del instinto. (Rom 13, 11-14)

Las acciones que proceden de los bajos instintos son manifiestas: fornicación, indecencia, libertinaje, idolatría, superstición, enemistades, peleas, envidia, cólera, ambición, discordia, sectarismos, celos, borracheras, comilonas y cosas semejantes. Les prevengo, como ya los previne, que quienes hacen esas cosas no heredarán el reino de Dios. (Gal 5, 19-21)

Esto no sólo debe tenerse presente en Halloween, sino también en la forma en que se realizan las posadas, la manera en que se celebra Navidad, Año Nuevo, la solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, el Día del Amor y la Amistad, incluyendo las fiestas patronales y las fiestas familiares con motivo de bautismos, matrimonios, cumpleaños, etc., que nunca deben ser un pretexto para los más variados excesos en la bebida, la comida y el ejercicio de la sexualidad.
¿Entonces puede un católico participar en la celebración de Halloween? Este tema es muy controvertido por los mitos tan difundidos sobre Halloween y su supuesta conexión con el satanismo y su aparente origen en la cultura celta, una cultura pagana de la edad de hierro. Hay cristianos que celebran Halloween disfrazándose para pasar un rato de sano esparcimiento con la familia y los amigos, mientras salen a pedir dulces e, incluso, dinero.
Otros cristianos están plenamente convencidos de que Halloween es una fiesta satánica, establecida desde hace tresmil años para adorar y entrar en contacto con espíritus malignos.
Como hemos visto, hay mucha información distorsionada sobre Halloween que influye en numerosos cristianos. De ahí la importancia de difundir información veraz y oportuna que permita tener criterios de discernimiento seguros para tomar las decisiones más adecuadas. Ese es precisamente el objetivo de este artículo.
He aquí un modesto intento por presentar algunos criterios.
1. Como telón de fondo debemos tener esta convicción: Halloween no es una fiesta de origen pagano ni tiene una conexión con el satanismo. Es una festividad de orígenes cristianos que debemos recuperar, dándole su sentido auténtico.
2. Disfrazarse no implica participar en rituales satánicos.
3. Hay que evitar el consumismo inmoderado, sin dejarse arrastrar por los vaivenes de la moda.
4. Hay que tener cuidado con el gusto por lo tenebroso, por lo tétrico, como son vampiros, brujas,demonios, hombres-lobo...
5. Se puede motivar el uso de disfraces que no sean tétricos. Se está difundiendo en el mundo secular la costumbre de disfrazarse con trajes de princesa, payasos, vaqueros, superhéroes, etc. Y en el mundo cristiano está cada vez más extendida la práctica de vestirse de ángeles, personajes bíblicos y santos.
6. Hay que recordar que uno de los eventos que los niños más esperan cada otoño es el Halloween. Como hemos visto, se trata de una celebración que, aunque no inició en nuestro entorno cultural, muchos mexicanos la han adoptado sólo como una noche divertida por aquello de los dulces y los disfraces.
7. Por lo tanto, si sales con tus hijos a pedir golosinas asegúrate de que vayan en grupos y con adultos responsables. Llevar una linterna y ponerle cinta reflejante a los tenis, a la espalda del disfraz y a la bolsita en donde recibirán los dulces. Caminar solamente sobre las banquetas. No correr. Usar máscaras y disfraces que no arrastren ni bloqueen la visión. No tocar en casas muy oscuras. Elegir las casas que están decoradas, pues quiere decir que ellos están preparados. No entrar a las casas. Determinar un número específico de cuadras por caminar. Una vez en casa, los padres deberán examinar los dulces para desechar los que no se vean seguros y racionar el número de golosinas que los pequeños se comerán por día.

A modo de conclusión
Espero que este artículo pueda sembrar luz en muchos corazones. Ojalá puedan enviar sus comentarios, críticas y sugerencias, para hacerlo más adecuado, de manera tal que contribuya para iluminar y fortalecer la fe de los que creemos en Jesucristo.
La segunda parte de este artículo abordará propuestas pastorales para celebrar la Víspera de Todos los Santos (Halloween), la Solemnidad de Todos los Santos y la Conmemoración de los Fieles Difuntos.
Los que deseen escribir pueden hacerlo a este correo electrónico: jorgeluiszarazua@hotmail.com

domingo, 20 de octubre de 2013

El PEZ primeros símbolos cristianos

El  ichthys (en griego ΙΧΘΥΣ,  "pez") es un símbolo que consiste en dos arcos que se intersecan de forma que parece el perfil de un pez, y que fue empleado por los primeros cristianos como un símbolo secreto.
El acrónimo significa: Iēsoûs CHristós THeoû hYiós Sōtér; "Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador".
El uso del ichtus como símbolo secreto pudo haber sido el siguiente: una persona dibujaba unas líneas rectas y curvas en la arena de forma aparentemente aleatoria, de las que una de ellas era un arco circular (medio ichtus). Si otra persona dibujaba más líneas en el suelo y completaba la figura, los dos sabrían que ambos eran cristianos.
También era usado secretamente cuando dos personas que no se conocían muy bien se veían nuevamente, una de ellas le hacía la mitad del símbolo del pez en la palma de la mano a uno al saludarlo y el otro respondía haciendo la otra mitad si también era ferviente Cristiano, si no pasaba como una cosquilla o accidente, pero la mayoría de las veces se tomaban muchas precauciones, como el de investigar a la otra personas de antemano.
Antes del Edicto de Milán los cristianos no podían revelar abiertamente su fe, ya que corrían el riesgo de ser perseguidos o ejecutados.
El pez también se interpreta desde la psicología arquetípica como símbolo de la verdad profunda (bajo el agua) que se oculta para ser atrapada y, a continuación, salir a la luz. Que brilla en secreto en un primer momento, y el pescador debe obtenerlo para alimentarse. En la Biblia aparece Pedro como pescador, y Jesús simbólicamente representaría como el guía a la verdad.
Puede haberse establecido un vínculo entre Jesus y el pez a partir del baño en el baptisterio (piscina, que literalmente significa estanque de peces) y la parábola de los pescadores de hombres que refería a los apóstoles. El pez era un símbolo de buena suerte.

Otra interpretación deriva de las condiciones astrológicas de la "Era de Piscis" ya que la conjunción aúrea de Júpiter y Saturno tuvo lugar en el año 7 a.C. (el año del presunto nacimiento de Cristo) tres veces en el signo de Piscis en el zodíaco. Se interpretó que Jesús era la primera deidad cósmica de los peces. Y se designaba a los recién convertidos como "pisciculi" (pececillos) y el pez se convirtió, junto con el pan en símbolo de la eucaristía. 
http://es.wikipedia.org/wiki/Ichthys

jueves, 17 de octubre de 2013

Teología, Fe y Magisterio

Teología, Fe y Magisterio
René Latourelle

La Teología tiene que ejercer su tarea en comunión con el Magisterio, con el pueblo cristiano y con todos los teólogos comprometidos en ese mismo esfuerzo de enseñanza y de investigación. El teólogo, por tanto, es algo muy distinto de un hombre que trabaja en la edificación de su gloria personal, sin preocuparse de la turbación que su palabra pueda sembrar en las conciencias cristianas. El teólogo es ante todo un servidor responsable de la Palabra de Dios, que está obligado por una doble fidelidad, a Cristo y la Iglesia. 

Si el teólogo es el profeta del porvenir, el que prepara para el Magisterio las soluciones del mañana, le es indispensable disponer de libertad. En las materias nuevas y difíciles entre las que se mueve es compatible que haya cierta diversidad de opiniones, no graves, con la unidad de la fe y la fidelidad al Magisterio, ya que la historia demuestra que siempre ha habido lugar en la Iglesia para una gran diversidad de teólogos y de teologías. La fe es una, sí, pero ¡qué diferencia existe entre las teologías de Justino, Cipriano, Orígenes, San Agustín o Santo Tomás de Aquino! Y esta diversidad también trae ventajas para la Iglesia y ha sido fuente de progreso teológico. 

Más todavía, en ese trabajo de investigación al servicio del Magisterio y de la comunidad cristiana, en ese continuo enfrentamiento con los problemas del mundo actual, es evidente que el teólogo también estará expuesto al error. En su trabajo de interpretación y actualización de los datos de la fe, ¿cómo concebir que no se engañe a veces? Ante nuevos acontecimientos puede verse en la necesidad de corregirse, de cambiar de postura. Puede ser también que algunas de sus opiniones, largo tiempo combatidas por la Iglesia, sean luego reconocidas como verdad, como ya ha sucedido, y esas oscilaciones del pensamiento, esos riesgos de error, son la consecuencia necesaria de una teología que desea estar en diálogo con el mundo; forman parte de una Teología sometida a las condiciones de la historia.

En un decreto del 21 de abril de 1954, la Comisión Bíblica ha pedido para el exégeta comprensión e indulgencia, ya que éste tiene que enfrentarse con cuestiones difíciles que incluso algunos expertos de gran renombre no han sabido resolver. ¿No tiene razón el teólogo para pedir un trato semejante, ya que los riesgos que corre no son menos considerables? 

Es verdad que el teólogo, como hijo de la Iglesia, tiene que aceptar el juicio de esa suprema instancia que es el Magisterio instituido por Cristo como intérprete infalible de su palabra. Pero entre el teólogo y esta suprema instancia existe otra intermedia, constituida por el conjunto de teólogos comprometidos en los mismos caminos de la investigación, por eso es normal que el caso se resuelva en ese nivel, mediante el intercambio fraternal de opiniones.

Si el teólogo se sintiera siempre bajo la amenaza de un juicio sin apelación, ¿cómo podría trabajar con toda su alma, con todo su corazón, con todas sus fuerzas, al servicio de la Iglesia que es todo en su vida? En Teología, como en todas partes, la alegría y el amor son el clima normal de un trabajo verdaderamente fecundo; de no ser así, sucedería lo que demuestra la historia de un pasado reciente: que la Teología católica, para librarse del riesgo de la condenación, se refugiaría en el estudio de temas fútiles, dejándose superar en los puntos de importancia capital por la investigación de la Iglesia Protestante.
http://es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=564&capitulo=7295

martes, 15 de octubre de 2013

Los 7 criterios de la comunidad- Parroquia que "funciona bien"

Las diócesis de Solsona y Vic invitaron al obispo de Toulon, Dominique Rey, a su congreso sobre Nueva Evangelización del 7 y 8 de enero de 2012. 
Los 7 criterios del obispo Dominique Rey para saber si una parroquia o comunidad «funciona bien»
Dominique Rey, desde el año 2000 pastor de una diócesis de 1,1 millones de habitantes donde apenas un 5% de la población es practicante, pero que tiene un fuerte avivamiento en vocaciones, clero y comunidades, presentó su experiencia en tres extensas presentaciones. 

Una enseñanza especialmente interesante fue su lista de los 7 criterios para discernir si una parroquia, diócesis o comunidad está creciendo, "le va bien", y que no pasa necesariamente por tener los templos medianamente llenos. 

Muchas diócesis españolas, por ejemplo, aún llenan sus parroquias, pero sólo con personas de edad avanzada que inexorablemente tienden a disminuir. 

Los 7 criterios de la comunidad que "funciona bien":
1) El pastor tiene capacidad de delegar: cuenta con colaboradores formados y recurre a ellos... No intenta ser un hombre-orquesta que lo realiza todo en persona. Eso significa que dedica esfuerzo y recursos a formar a sus colaboradores.

2) El pastor discierne los dones de los demás y les hace dar fruto. En vez de buscar cómo rellenar tal o cual puesto, se pregunta "¿qué dones y carismas tiene mi gente?" y reorganiza la comunidad (grupo, parroquia, diócesis) de acuerdo a esos dones, es decir, de acuerdo a la gente y sus capacidades.

3) La comunidad es gozosa y se nota. El grupo mantiene el entusiasmo. Tiene capacidad de expresión alegre y huye de una estética moralizante. El gozo y la celebración van primero.

4) La comunidad cambia sus estructuras para adaptarlas al régimen de "Nueva Evangelización". El régimen de "Cristiandad" ya pasó y no tiene sentido mantener estructuras organizativas de esa época que no funcionan en la actual. 

5) La comunidad cuida la belleza y dignidad de las celebraciones, sobre todo de la eucarística. La Iglesia no puede ganar al mundo en el terreno del mero espectáculo o la diversión, pero puede ofrecer sacralidad, y mucha gente está buscando sacralidad, reverencia y misterio. "Estuve en Estados Unidos estudiando las mega-iglesias protestantes, enormes locales que reunen 30.000 personas cada domingo, con grandes coros... pero hace unos años que van a la baja, porque con el tiempo sus feligreses se aburren. La gente joven hoy busca más sacralidad. Por eso, la belleza y reverencia en la Eucaristía es importantísima". 

6) La comunidad se organiza en grupos pequeños, células y grupos de "iglesia en casas". "Son la clave del crecimiento", dijo. A un recién convertido no le puedes invitar directamente a la Misa del domingo, donde será un número anónimo, no entenderá aún la liturgia y le aburrirá. Le has de invitar al grupo pequeño que se reúne en tu casa para rezar, empezar a recibir enseñanzas, charlar, y escuchar sus inquietudes. Alabó el sistema de células de evangelización parroquial iniciadas en la parroquia italiana de San Eustorgio, Milán, hoy extendidas por varios países. También Sentinelle del Mattino utiliza este sistema de células.

7) La comunidad irradia caridad hacia fuera y entre sus miembros. No basta con el servicio de Cáritas, anónimo. Debe ser una relación entre los miembros de la comunidad que se conocen y ayudan mutuamente, y eso se ve desde fuera. Los feligreses no van a la iglesia (o a su ropero, Cáritas o comedor social) como consumidores de servicios, sino como un miembro con lazos afectivos. 

Los últimos puntos y el tema de las células y grupos pequeños llevaron al obispo a un desarrollo más detallado.

»La Redemptoris Missio, en su punto 51, habla de comunidades eclesiales de base, que son lo que hoy llamamos células, que sirven para la formación y la evangelización. Son grupos domésticos pequeños que acogen al nuevo creyente y lo van formando

»No podemos llevarlo aún a la liturgia, que no entiende, ni mucho menos pervertir el rito para hacerlo más acogedor. La respuesta son estos grupos pequeños, que también pueden ser de estudio bíblico, de acogida y acompañamiento, de oración, encaminados a un público especializado... 

»El rector de la parroquia ha de velar para que estas células se integren en la parroquia y forma a sus líderes y hace que sigan tratando con alejados de la fe. Cuando la célula crece con más miembros, se divide en dos grupos, y así las células se multiplican

»La Nueva Evangelización consiste en salir a la calle, pero también en acoger al que viene atraido por la fraternidad que irradia el grupo, como sucede a menudo en los Cursos Alpha, que atraen porque son acogedores".

http://religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=30024