Cuaresma 2014
La mejor manera
de vivir la cuaresma es seguir las lecturas que la Iglesia nos propone en la
liturgia.
Cada domingo,
iniciando con el miércoles de ceniza, van dando pautas o ideas sólidas para
tener un crecimiento en nuestra vida de fe.
La cuaresma nos
recuerda momentos importantes en nuestra vida de fe, lo que vivió el pueblo de Israel
al salir de Egipto hacia la tierra prometida, los 40 días que paso Jesús en el
desierto, y para las primeras comunidades cristianas, se vivía en el proceso de
conversión, viviendo la cuaresma, que se enmarcaba con la recepción del
bautismo, poco a poco se fue estableciendo la dinámica que conocemos ahora.
La predicación
de los apóstoles era suficiente para tener una experiencia de conversión y ser
bautizados, con el tiempo se fueron estableciendo metodologías que permitieran recibir una formación básica
o catequesis y poder recibir los sacramentos de iniciación.
Este proceso
iniciaba con el miércoles de ceniza,
haciendo penitencia durante estos días, usando ropa áspera y poniendo
ceniza en la cabeza como señal de reconocimiento de la caducidad humana, de ahí
que se diga al recibir la ceniza “polvo eres y en polvo te convertirás” o la
otra formula que nos remite al ingreso próximo de catecumenado “arrepiéntete y
cree en el Evangelio”.
Estos 40 días
para la Iglesia servían para formar a los que querían ingresar, hasta ser
bautizados en la Vigila Pascual, que es la celebración más importante de toda
la Iglesia, una vez bautizados, tenían 50 días para comprometerse y recibir el
sacramento de la confirmación.
En la
actualidad, la liturgia de la Misa de la Vigilia Pascual, contempla el bautismo
de catecúmenos y pequeños, que mueren al pecado al ser sumergidos y son
renovados al salir, uniéndose a la Resurrección de Cristo, que celebramos esa
misma noche, Cristo vence a la muerte y Resucita.
Este año tenemos
la oportunidad de vivir la cuaresma, meditando con las lecturas dominicales
sobre lo que Dios nos pide y debemos vivir como preparación a la Pascua.
El sentido
penitencial de la cuaresma debe movernos a reflexionar sobre nuestras
limitaciones humanas y la necesidad que tenemos de Dios, para poder fortalecer
nuestra fe, tener una actitud de solo dejar de hacer cosas malas, es la mitad
del proceso debemos vivir como Iglesia. La otra mitad es generar desde la
experiencia de conversión una dinámica nueva que nos vincula con nuestra
dignidad bautismal.
El Concilio
Vaticano II nos dice: “Puesto que el
tiempo cuaresmal prepara a los fieles, entregados más intensamente a oír la
palabra de Dios y a la oración, para que celebran el misterio pascual, sobre
todo mediante el recuerdo o la preparación del bautismo y mediante la
penitencia, dése particular relieve en la Liturgia y en la catequesis litúrgica
al doble carácter de dicho tiempo. Por consiguiente:
a) Usense con mayor abundancia los elementos
bautismales propios de la Liturgia cuaresmal y, según las circunstancias,
restáurense ciertos elementos de la tradición anterior.
b) Dígase lo mismo de los elementos penitenciales. Y
en cuanto a la catequesis, incúlquese a los fieles, junto con las consecuencias
sociales del pecado, la naturaleza propia de la penitencia, que lo detesta en
cuanto es ofensa de Dios; no se olvide tampoco la participación de la Iglesia
en la acción penitencial y encarézcase la oración por los pecadores.” (S.C- n109, Vaticano II)
Los Evangelios
de estos domingos nos ayudan a vivir y profundizar la fe:
1° domingo:
Evangelio según San Mateo 4, 1-11
En aquel tiempo, Jesús fue
llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con
sus cuarenta noches, al final sintió hambre.
Y el tentador se le acercó
y le dijo:
—Si eres Hijo de Dios, di
que estas piedras se conviertan en panes.
Pero él le contestó
diciendo:
—Está escrito: No sólo de
pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Entonces el diablo lo lleva
a la Ciudad Santa, lo pone en el alero del templo y le dice:
—Si eres Hijo de Dios,
tírate abajo, porque está escrito: Encargará a los ángeles que cuiden de ti y
te sostendrán en sus manos para que tu pie no tropiece con las piedras.
Jesús le dijo:
—También está escrito: No
tentarás al Señor, tu Dios.
Después el diablo lo lleva
a una montaña altísima y mostrándole todos los reinos del mundo y su esplendor
le dijo:
—Todo esto te daré si te
postras y me adoras.
Entonces le dijo Jesús:
—Vete, Satanás, porque está
escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto.
Entonces lo dejó el diablo,
y se acercaron los ángeles y le servían.
¿Cuáles son tus
razones para vivir? ¿Tienes la fortaleza para vivir y alejarte de las
tentaciones? ¿Cuáles son las tentaciones en tu vida?
Jesús vive las
tentaciones, y nos muestra que en Dios encontramos la respuesta, ante la tentación
tenemos que estar atentos, ya que se presenta de diferentes maneras y formas,
puede presentarse desde la vanidad, egoísmo, soberbia, odio, rencor, y muchas
otras formas que nos dañan y lastiman, pide a Dios la claridad para reconocer
la tentación y vencerla.
2° domingo:
Evangelio según San Mateo 17, 1-9
En aquel tiempo, Jesús tomo
consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una
montaña alta.
Se transfiguró delante de
ellos y su rostro resplandecía como el sol y sus vestidos se volvieron blancos
como la luz.
Y se les aparecieron Moisés
y Elías conversando con él.
Pedro, entonces tomó la
palabra y dijo a Jesús:
—Señor, ¡qué hermoso es
estar aquí! Si quieres, haré tres chozas: una para ti, otra para
Moisés y otra para Elías.
Todavía estaba hablando
cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube
decía:
—Este es mi Hijo, el amado,
mi predilecto. Escuchadle.
Al oírlo, los discípulos
cayeron de bruces, llenos de espanto.
Jesús se acercó y tocándolos
les dijo:
—Levantaos, no temáis.
Al alzar los ojos no vieron
a nadie más que a Jesús, solo.
Cuando bajaban de la
montaña, Jesús les mandó:
—No contéis a nadie la
visión hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos.
La actitud de
Pedro parece haber olvidado el anuncio de la pasión de Cristo anunciada
previamente y las subsiguientes exigencias para los discípulos. Inundado de la
felicidad que le ha proporcionado la contemplación de Cristo transfigurado
Pedro parece estar cómodo.
Este pasaje
complejo nos permite reflexionar sobre la dinámica que debemos tener los
cristianos, al tener una experiencia profunda de Dios y activar en nosotros por
la fuerza de Dios seguir avanzando en nuestras vidas.
Lo mismo que
puede pasar al acomodarnos en cuestiones negativas, que no queremos dejar de
hacer o que no las consideramos como malas o negativas, este tiempo de cuaresma
debe movernos a renovar nuestra experiencia de Dios, pero no quedarnos
detenidos, sino regresar y anunciar la Resurrección del Señor.
3° domingo:
Evangelio según San Juan 4, 5-42
En aquel tiempo, llegó
Jesús a un pueblo de Samaría llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José: allí estaba el
manantial de Jacob.
Jesús, cansado del camino,
estaba allí sentado junto al manantial.
Era alrededor del mediodía.
Llega una mujer de Samaría
a sacar agua, y Jesús le dice:
—Dame de beber.
(Sus discípulos se habían
ido al pueblo a comprar comida).
La Samaritana le dice:
-¿Cómo tú, siendo judío, me
pides de beber a mí, que soy samaritana? (porque los judíos no se tratan con
los samaritanos).
Jesús le contesto:
-Si conocieras el don de
Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua
viva.
La mujer le dice:
-Señor, si no tienes cubo y
el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre
Jacob, que nos dio este pozo y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?
Jesús le contesta:
-El que bebe de esta agua
vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá
sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua
que salta hasta la vida eterna.
La mujer le dice:
—Señor, dame esa agua: así
no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla.
El le dice:
-Anda, llama a tu marido y
vuelve.
La mujer le contesta:
-No tengo marido.
Jesús le dice:
—Tienes razón, que no
tienes marido: has tenido ya cinco y el de ahora no es tu marido. En eso has
dicho la verdad.
La mujer le dice:
—Señor, veo que tú eres un
profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar
culto está en Jerusalén.
Jesús le dice:
-Créeme, mujer: se acerca
la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros
dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque
la salvación viene de los judíos.
Pero se acerca la hora, ya
está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adoraran al Padre en
espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es
espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.
La mujer le dice:
-Sé que va a venir el
Mesías, el Cristo; cuando venga él nos lo dirá todo.
Jesús le dice:
-Soy yo: el que habla
contigo.
En esto llegaron sus discípulos
y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le
dijo: «¿Qué le preguntas o de qué le hablas?»
La mujer, entonces, dejó su
cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente:
-Venid a ver un hombre que
me ha dicho todo lo que he hecho: ¿será éste el Mesías?
Salieron del pueblo y se
pusieron en camino adonde estaba él.
Mientras tanto sus
discípulos le insistían:
-Maestro, come.
El les dijo:
-Yo tengo por comida un
alimento que vosotros no conocéis
Los discípulos comentaban
entre ellos:
-¿Le habrá traído alguien
de comer?:
Jesús les dijo:
-Mi alimento es hacer la
voluntad del que me envió y llevar a término su obra.
¿No decís vosotros que
faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo esto:
Levantad los ojos y
contemplad los campos, que están ya dorados para la siega; el segador ya está
recibiendo salario y almacenando fruto para la vida eterna: y así se alegran lo
mismo sembrador y segador.
Con todo, tiene razón el
proverbio «Uno siembra y otro siega.»
Yo os envié a segar lo que
no habéis sudado. Otros sudaron y vosotros recogéis el fruto de sus sudores.
En aquel pueblo muchos
samaritanos creyeron en él por el testimonio que había dado la mujer: «Me ha
dicho todo lo que he hecho.»
Así, cuando llegaron a verlo
los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó dos días.
Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer:
-Ya no creemos por lo que
tú dices, nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el
Salvador del mundo.
Este pasaje
implica muchos momentos importantes, en el reconocimiento de Jesús que se
presenta de la forma más sencilla, pidiendo de beber a una mujer, se revela,
muestra el sentido de su ser, dar el verdadero alimento.
El punto central
esta en la samaritana, que pertenece a comunidad que pertenecen a la comunidad
judía, pero de segunda clase, por decirlo de alguna manera, y ahí en los
alejados de Israel se presenta, se manifiesta y se abre un dialogo que nos
invita a reconocerlo y encontrarlo en los alejados de Dios, ¿Quiénes son los
alejados de la actualidad? ¿Dónde debo encontrarlo? En el que sufre, en los que
por su debilidad se sienten lejos de Dios, ahí debemos de encontrarlo y
acercarlos al pan verdadero, presentando a Jesús que es para todos, los que
quieren acercarse y recibirlo en sus vidas.
4° domingo:
Evangelio según San Juan 9, 1-41.
En aquel tiempo, al pasar
Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento.
Y sus discípulos le
preguntaron:
-Maestro, ¿quién pecó: éste
o sus padres, para que naciera ciego?
Jesús contestó:
-Ni éste pecó ni sus
padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios.
Mientras es de día tengo
que hacer las obras del que me ha enviado: viene la noche y nadie podrá
hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.
Dicho esto, escupió en la
tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego, y le dijo:
-Ve a lavarte a la piscina
de Siloé (que significa Enviado).
El fue, se lavó, y volvió
con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna
preguntaban:
-¿No es ése el que se
sentaba a pedir?
Unos decían:
-El mismo.
Otros decían:
-No es él, pero se le
parece.
El respondía:
-Soy yo.
Y le preguntaban:
-¿Y cómo se te han abierto
los ojos?
El contestó:
-Ese hombre que se llama
Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me
lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver.
Le preguntaron:
-¿Dónde está él?
Contestó:
-No sé.
Llevaron ante los fariseos
al que había sido ciego. (Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los
ojos.) También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
El les contestó:
-Me puso barro en los ojos,
me lavé y veo.
Algunos de los fariseos
comentaban:
-Este hombre no viene de
Dios, porque no guarda el sábado.
Otros replicaban:
-¿Cómo puede un pecador
hacer semejantes signos?
Y estaban divididos. Y
volvieron a preguntarle al ciego:
-Y tú ¿qué dices del que te
ha abierto los ojos?
El contestó:
-Que es un profeta.
Pero los judíos no se
creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que
llamaron a sus padres y les preguntaron: ¿Es éste vuestro hijo, de quien decís
vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?
Sus padres contestaron:
Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo
sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos.
Preguntádselo a él, que es
mayor y puede explicarse.
Sus padres respondieron así
porque tenían miedo a los judíos: porque los judíos ya habían acordado excluir
de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres
dijeron: «Ya es mayor, preguntádselo a él.»
Llamaron por segunda vez al
que había sido ciego y le dijeron:
-Confiésalo ante Dios:
nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.
Contestó él:
-Si es un pecador, no lo
sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo:
Le preguntan de nuevo:
-¿Qué te hizo, cómo te
abrió los ojos?
Les contestó:
-Os le he dicho ya, y no me
habéis hecho caso: ¿para qué queréis oírlo otra vez?, ¿también vosotros queréis
haceros discípulos suyos? Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron:
-Discípulo de ése lo serás
tú; nosotros somos discípulos de Moisés.
Nosotros sabemos que a
Moisés le habló Dios, pero ese no sabemos de dónde viene.
Replicó él:
-Pues eso es lo raro: que
vosotros no sabéis de dónde viene, y, sin embargo, me ha abierto los ojos.
Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y hace su
voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de
nacimiento, si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder. ]
Le replicaron:
-Empecatado naciste tú de
pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?
Y lo expulsaron. Oyó Jesús
que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo:
-¿Crees tú en el Hijo del
hombre?
El contestó:
-¿Y quién es, Señor, para
que crea en él?
Jesús le dijo:
-Lo estás viendo: el que te
está hablando ese es.
El dijo:
-Creo, Señor.
Y se postró ante él.
Dijo Jesús:
-Para un juicio he venido
yo a este mundo: para que los que no ven, vean, y los que ven, se queden
ciegos.
Los fariseos que estaban
con él oyeron esto y le preguntaron: ¿También nosotros estamos ciegos?
Jesús les contestó: Si
estuvierais ciegos, no tendríais pecado; pero como decís que veis, vuestro
pecado persiste.
Este hermoso
pasaje nos habla de un ciego, un hombre que nació así y quieren encontrar la
razón, si fueron sus padres o él. Jesús se revela y dice “soy la luz del mundo,
lo toca y lo envía a la piscina “el enviado” y se cura, puede ver, el sentido
de la piscina (agua) y enviado (bautizados) nos invita a ser los medios de
regenerar la vista en todos los que la han perdido, no solo de forma física,
sino espiritual que es tan complicada y causa muchos daños.
¿Qué te impide
ver con claridad? ¿Celos, envidias,
rencores? ¿Puedes ser como ese hombre y hacer lo que Jesús dice para
recuperar la vista? Vivir tu sacramento del bautismo y ser enviado a los que
más lo necesitan.
Ser cristiano es
vivir congruentes con la fe, dando respuestas con nuestra vida de que Dios nos
ama, nos salva y nos comprometemos haciendo el bien, no como condición, sino
como la consecuencia de saber que Dios actúa.
Tenemos grandes
retos por vivir esta cuaresma, la liturgia nos ayuda y fortalece, dando el
alimento para alejarnos de las tentaciones (1° domingo), no sentirnos cómodos
con lo que somos y hacemos (2° domingo),
encontrando a Jesús como la samaritana y estar dispuestos a alimentarnos
del Pan de Vida (3° domingo), pedir claridad para no hacer daño, para vivir con
Cristo como luz en mi vida (4° domingo).
Vivir
intensamente la Cuaresma nos permitirá llegar fortalecidos a la Pascua del
Señor.
Carlos Escorza Ortiz
Teólogo
Carlos Escorza Ortiz
Teólogo
Hola Carlos, un gusto leer tu blog. Nos espera un camino muy lindo -y espero que fructífero- en esta Cuaresma con los Evangelios que nos compartes.
ResponderEliminarGracias por compartir.
Muchas gracias Tere, Dios sea nuestra luz y nuestra fortaleza
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