El Espíritu Santo




El Vaticano II lo reconoce como el gran desconocido. Su acción es discreta, pero esta presente en todos los momentos de la Iglesia, es el paráclito es decir, el defensor, Cristo es el camino la verdad y la vida, el Padre es el destino al que todos regresaremos, y el Espíritu Santo es la luz en el camino, es quien da claridad, sentido a nuestra vida.
Jesús vino y nos dio el regreso a la casa eterna, nos dio la ruta para regresar mediante el servicio, la humildad y es el Espíritu Santo quien nos da la fuerza, los dones para regresar, para servir, para vivir con la dignidad de los hijos de Dios.

Cada que vivimos un sacramento es él quien nos da la Gracia para seguir, continuar, fortalecernos, para que nuestra mirada no se aleje de Dios. Por eso pide que sus dones en tu vida sean una alabanza mediante el servicio, la humildad y el compromiso de vivir en la alegría de los hijos de Dios

Dice San Pablo: “Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios que obra en todos. A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común, Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe, en el mismo Espíritu; a otro, carismas de curaciones, en el único Espíritu;  a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversidad de lenguas; a otro, don de interpretarlas. Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad.” (1 Corintios 12, 4-11)

El Espíritu Santo nos da sus dones, ¿Cuál  es el tuyo? Ponlo al servicio de los demás.

Carlos Escorza Ortiz
Teólogo

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