El Destino, ¿existe?

El destino.
 
Uno de los temas que hace mucho ruido en la mentalidad de la humanidad es el tema del destino y del futuro. Desde muchas perspectivas se presentan estos temas, tantas que pueden ser incluso casi imperceptibles, pero que sus efectos pueden ser muy negativos.

En casi todos los temas o intereses de la humanidad encontramos el deseo de conocer y saber nuestro destino.

El peligro de estos temas es creer que hay un libro donde alguien o algo, que fácilmente responsabilizamos a Dios, donde esta escrito todas y cada una de cosas que nos pasan. Desde lo afectivo, amor, economía, proyectos de vida, planes, incluso enfermedades o momentos complicados, queremos creer que en este supuesto libro esta todo y si es agradable o positivo lo aceptamos ciegamente, pero si es malo o va contra nuestros intereses queremos hacer todo lo posible por evitarlo, cambiarlo, lo peor de esto es que lo queremos de forma mágica.

Pensando en que este supuesto destino escrito dijera lo que tenemos que hacer sin posibilidad de cambio, hace que entremos en el campo de las supersticiones, donde queremos tener un aparente control.

Pero ¿Qué dice la Iglesia a estos temas? ¿Sobre el destino o la predestinación? En este tema se unen dos temas básicos y sobre los cuales la Iglesia ha hablado.
La libertad humana y la acción de la Gracia.

Por definición la libertad es la capacidad de elegir un bien sobre un bien mayor, jamás podría la libertad elegir un mal, si lo hace en algún supuesto, algo la esta condicionando para hacerlo y perder la claridad, y la Gracia es la participación de la vida divina, y se manifiesta plenamente en al vida sacramental.

Un aspecto importante es que Dios no puede afectar o limitar nuestra libertad, si lo hiciera, el buscarlo no seria un acto libre y si condicionado, pero lo que Dios quiere es que libremente lo busquemos, que desde nuestra realidad lo descubramos.

Si bien la Gracia es la participación de la vida divina en la humanidad, requiere el esfuerzo del hombre para que se de, es decir, Dios hace su parte, se acerca, pero el hombre debe hacer su parte, conservar y mantener la vida de Gracia, dicho de una forma más simple, evitar el mal y procurar y generar el bien.

De tal forma que es solo desde nuestra libertad como podemos vivir la vida de Gracia. Hay muchos textos bíblicos sobre los cuales se hablan de que Dios quiere nuestro bien, pero nunca intervenir de modo arbitrario sobre nuestra libertad: 1 Tim 2, 4: "Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, y nos da los medios para llegar al este conocimiento, pero no de modo mágico, sino en el uso de todas y cada una de nuestras capacidades.

El Jansenismos (siglo XVII) será la herejía que toca este tema que buscan la razón de la predestinación en la voluntad absoluta de Dios se ven forzados lógicamente a admitir una gracia eficaz irresistible (gratia irresistibilis), para anegar la libertad de la voluntad cuando está influida por la gracia y a rechazar totalmente los meritos sobrenaturales (como razón secundaria de la felicidad eterna). Y puesto que en este sistema, la condenación eterna, además, halla su explicación exclusivamente en la voluntad divina, se sigue la concupiscencia actúa en la voluntad pecadora con fuerza irresistible y que no hay voluntad libre para pecar y que los deméritos no pueden ser al causa de la condenación eterna.

Janssen quiso interpretar a san Agustín sobre el tema de la Gracia y su acción en la humanidad. Diciendo que quien Dios predestina  y no pueden pecar o en caso contrario algunos que están sin la Gracia, pecan sin remedio, sin poder hacer nada para evitarlo.
En ambos casos caeríamos en una actitud de un dios que juega con su creación como si fuéramos títeres y no podemos hacer nada ante esto.

Esta herejía fue condenada en el Siglo XVII, al reconocer la Iglesia que la libertad humana debe sumarse a la Acción de la Gracia, y que s deber nuestro evitar el mal y generar el bien.

Pensar que hay un destino, seria una triste realidad, una lamentable forma de vida en la que todo esta dicho o marcado, desde cosas simples como una caída hasta cuantos hijos se tendrán o muchas otras realidades que creemos pasará en nuestras vidas.

De esta misma línea se darán las supersticiones, pensamientos mágicos y muchas otras ideas similares, donde lejos de creer en Dios y en el esfuerzo humano por vivir y mantener y conservar la vida de Gracia (evitar el mal y generar el bien comunicando la vida divina) que nos hace comprometernos y ser congruentes con todo lo que nos rodea.
Creer en el destino como algo escrito justificaría muchas cosas donde se requiere tener todos nuestros sentidos, pensamientos  y acciones.

Ideas comunes que podemos escuchar: “te paso esto… por que Dios quiso”, “Dios sabe por que…” como si Dios quisiera nuestro mal, o este viendo que maldad o mala momento hacernos pasar.

Es fácil culpar a Dios o responsabilizarlo de nuestros males y no asumir el compromiso y congruencia de nuestros actos y pedirle a Dios nos ilumine, nos de su asistencia, fuerza y claridad para hacer lo que debemos hacer.

Carlos Escorza Ortiz
Teólogo   


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