jueves, 26 de junio de 2014

El primer Catecismo de la Iglesia, la Didaché

El primer Catecismo de la Iglesia

La Didaché o Enseñanza de los Apóstoles


Enseñanza del Señor transmitida por los Doce Apóstoles a la Iglesia, se concentra en un documento que posiblemente fue redactada hacia los años 50, aunque hay quienes la fechan hacia la década de los 70.

Leer este documento nos da la impresión de escuchar a Pedro, a Juan o cualquiera de los Apóstoles enseñando, dando indicaciones de qué y cómo hacer, cómo el amor al prójimo, cómo vivir los sacramentos, las primeras formulas litúrgicas, compartir con los más necesitados.

Descubierto en 1873 en Macedonia, cerca de Constantinopla y publicado en 1883 para toda la Iglesia.

La Didaché habla a las primeras comunidades cristianas más primitivas. Casi no habla de Cristo porque el anuncio de Cristo ya se había hecho y la Didaché supone que los oyentes conocen el Evangelio, de otro modo no entenderían su enseñanza moral.

PRIMERA PARTE

El Catecismo o los «Dos caminos»

I. Existen dos caminos, entre los cuales, hay gran diferencia; el que conduce a la vida y el que lleva a la muerte. He aquí el camino de la vida: en primer lugar, Amarás a Dios que te ha creado; y en segundo lugar, amarás a tu prójimo como a ti mismo; es decir, que no harás a otro, lo que no quisieras que se hiciera contigo. He aquí la doctrina contenida en estas palabras: Bendecid a los que os maldicen, rogad por vuestros enemigos, ayunad para los que os persiguen. Si amáis a los que os aman, ¿qué gratitud mereceréis? Lo mismo hacen los paganos. Al contrario, amad a los que os odian, y no tendréis ya enemigos. Absteneos de los deseos carnales y mundanos. Si alguien te abofeteare en la mejilla derecha, vuélvele también la otra, y entonces serás perfecto. Si alguien te pidiere que le acompañes una milla, ve con él dos. Si alguien quisiere tomar tu capa, déjale también la túnica. Si alguno se apropia de algo que te pertenezca, no se lo vuelvas a pedir, porque no puedes hacerlo. Debes dar a cualquiera que te pida, y no reclamar nada, puesto que el Padre quiere que los bienes recibidos de su propia gracia, sean distribuidos entre todos. Dichoso aquel que da conforme al mandamiento; el tal, será sin falta. Desdichado del que reciba. Si alguno recibe algo estando en la necesidad, no se hace acreedor a reproche ninguno; pero aquel que acepta alguna cosa sin necesitarlo, dará cuenta de lo que ha recibido y del uso que ha hecho de la limosna. Encarcelado, sufrirá interrogatorio por sus actos, y no será liberado hasta que haya pasado el último maravedi. Es con este motivo, que ha sido dicho: «¡Antes de dar limosna, déjala sudar en las manos, hasta que sepas a quien la das!»

II. He aquí el segundo precepto de la Doctrina: No matarás; no cometerás adulterio; no prostituirás a los niños, ni los inducirás al vicio; no robarás; no te entregarás a la magia, ni a la brujería; no harás abortar a la criatura engendrada en la orgía, y después de nacida no la harás morir. No desearás los bienes de tu prójimo, ni perjurarás, ni dirás falso testimonio; no serás maldiciente, ni rencoroso; no usarás de doblez ni en tus palabras, ni en tus pensamientos, puesto que la falsía es un lazo de muerte. Que tus palabras, no sean ni vanas, ni mentirosas. No seas raptor, ni hipócrita, ni malicioso, ni dado al orgullo, ni a la concupiscencia. No prestes atención a lo que se diga de tu prójimo. No aborrezcas a nadie; reprende a unos, ora por los otros, y a los demás, guíales con más solicitud que a tu propia alma.

III. Hijo mío: aléjate del mal y de toda apariencia de mal. No te dejes arrastrar por la ira, porque la ira conduce al asesinato. Ni tengas celos, ni seas pendenciero, ni irascible; porque todas estas pasiones engendran los homicidios. Hijo mío, no te dejes inducir por la concupiscencia, porque lleva a la fornicación. Evita las palabras deshonestas y las miradas provocativas, puesto que de ambos proceden los adulterios. Hijo mío, no consultes a los agoreros, puesto que conducen a la idolatría. Hijo mío, no seas mentiroso, porque la mentira lleva al robo; ni seas avaro, ni ames la vanagloria, porque todas estas pasiones incitan al robo. Hijo mío, no murmures, porque la murmuración lleva a la blasfemia; ni seas altanero ni malévolo, porque de ambos pecados nacen las blasfemias. Sé humilde, porque los humildes heredarán la tierra. Sé magnánimo y misericordioso, sin malicia, pacífico y bueno, poniendo en práctica las enseñanzas que has recibido. No te enorgullezcas, ni dejes que la presunción se apodere de tu alma. No te acompañes con los orgullosos, sino con los justos y los humildes. Acepta con gratitud las pruebas que sobrevinieren, recordando que nada nos sucede sin la voluntad de Dios.

IV. Hijo mío, acuérdate de día y de noche, del que te anuncia la palabra de Dios; hónrale como al Señor, puesto que donde se anuncia la palabra, allí está el Señor. Busca constantemente la compañía de los santos, para que seas reconfortado con sus consejos. Evita fomentar las disensiones, y procura la paz entre los adversarios. Juzga con justicia, y cuando reprendas a tus hermanos a causa de sus faltas, no hagas diferencias entre personas. No tengas respecto de si Dios cumplirá o no sus promesas. Ni tiendas la mano para recibir, ni la tengas cerrada cuando se trate de dar. Si posees algunos bienes como fruto de tu trabajo, no pagarás el rescate de tus pecados. No estés indeciso cuando se trate de dar, ni regañes al dar algo, porque conoces al dispensador de la recompensa. No vuelvas la espalda al indigente; reparte lo que tienes con tu hermano, y no digas que lo tuyo te pertenece, porque si las cosas inmortales os son comunes, ¿con cuánta mayor razón deberá serlo lo perecedero? No dejes de la mano la educación de tu hijo o de tu hija: desde su infancia enséñales el temor de Dios. A tu esclavo, ni a tu criada mandes con aspereza, puesto que confían en el mismo Dios, para que no pierdan el temor del Señor, que está por encima del amo y del esclavo, porque en su llamamiento no hace diferencia en las personas, sino viene sobre aquellos que el Espíritu ha preparado. En cuanto a vosotros, esclavos, someteos a vuestros amos con temor y humildad, como si fueran la imagen de Dios. Aborrecerás toda clase de hipocresía y todo lo que desagrade al Señor. No descuides los preceptos del Señor, y guarda cuanto has recibido, sin añadir ni quitar. Confesarás tus faltas a la iglesia y te guardarás de ir a la oración con mala conciencia. Tal es el camino de la vida.

V. He aquí el camino que conduce a la muerte: ante todo has de saber que es un camino malo, que está lleno de maldiciones. Su término es el asesinato, los adulterios, la codicia, la fornicación, el robo, la idolatría, la práctica de la magia y de la brujería. El rapto, el falso testimonio, la hipocresía, la doblez, el fraude; la arrogancia, la maldad, la desvergüenza; la concupiscencia, el lenguaje obsceno, la envidia, la presunción, el orgullo, la fanfarronería. Esta es la senda en la que andan los que persiguen a los buenos; los enemigos de la verdad, los amadores de la mentira, los que desconocen la recompensa de la justicia; los que no se apegan al bien, ni al justo juicio; los que se desvelan por hacer el mal y no el bien; los vanidosos, aquellos que están muy alejados de la suavidad y de la paciencia; que buscan retribución a sus actos, que no tienen piedad del pobre, ni compasión del que está trabajando y cargado, quie ni siquiera tienen conocimiento de su Creador. Los asesinos de niños, los corruptores de la obra de Dios, que desvían al pobre, oprimen al afligido; que son los defensores del rico y los jueces inicuos del pobre; en una palabra, son hombres capaces de toda maldad. Hijos míos, alejaos de los tales.

VI. Ten cuidado que nadie pueda alejarte del camino de la doctrina, porque tales enseñanzas no serían agradables a Dios. Si pudieses llevar todo el yugo del Señor, serás perfecto; sino has lo que pudieres. Debes abstenerte, sobre todo, de carnes sacrificadas a los ídolos, que es el culto ofrecido a dioses muertos.

SEGUNDA PARTE

De la Liturgia y de la Disciplina

VII. En cuanto al bautismo, he aquí como hay que administrarle: Después de haber enseñado los anteriores preceptos, bautizad en el agua viva, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Si no pudiere ser en el agua viva, puedes utilizar otra; si no pudieres hacerlo con agua fría, puedes servirte de agua caliente; si no tuvieres a mano ni una ni otra, echa tres veces agua sobre la cabeza, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Antes del bautismo, debe procurarse que el que lo administra, el que va a ser bautizado, y otras personas, si pudiere ser, ayunen. Al neófito, le harás ayunar uno o dos días antes.

VIII. Es preciso que vuestros ayunos no sean parecidos a los de los hipócritas,puesto que ellos ayunan el segundo y quinto día de cada semana. En cambio vosotros ayunaréis el día cuatro y la víspera del sábado. No hagáis tampoco oración como los hipócritas, sino como el Señor lo ha mandado en su Evangelio. Vosotros oraréis así:

«Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; danos hoy nuestro pan cotidiano; perdónanos nuestra deuda como nosotros perdonamos a nuestros deudores, no nos induzcas en tentación, sinó líbranos del mal, porque tuyo es el poder y la gloria por todos los siglos.»

Orad así tres veces al día.

IX. En lo concerniente a la eucaristía, dad gracias de esta manera. Al tomar la copa, decid:

«Te damos gracias, oh Padre nuestro, por la santa viña de David, tu siervo, que nos ha dado a conocer por Jesús, tu servidor. A tí sea la gloria por los siglos de los siglos.»

Y después del partimiento del pan, decid:

«¡Padre nuestro! Te damos gracias por la vida y por el conocimiento que nos has revelado por tu siervo, Jesús. ¡A Tí sea la gloria por los siglos de los siglos! De la misma manera que este pan que partimos, estaba esparcido por las altas colinas, y ha sido juntado, te suplicamos, que de todas las extremidades de la tierra, reunas a ti Iglesia en tu reino, porque te pertenece la gloria y el poder (que ejerces) por Jesucristo, en los siglos de los siglos.»

Que nadie coma ni bebe de esta eucaristía, sin haber sido antes bautizado en el nombre del Señor; puesto que el mismo dice sobre el particular: «No déis lo santo a los perros.»

X. Cuando estéis saciados (de la ágapa), dad gracias de la manera siguiente:

«¡Padre santo! Te damos gracias por Tu santo nombre que nos has hecho habitar en nuestros corazones, y por el conocimiento, la fe y la inmortalidad que nos has revelado por Jesucristo, tu servidor. A ti sea la gloria por los siglos de los siglos. ¡Dueño Todopoderoso! que a causa de Tu nombre has creado todo cuanto existe, y que dejas gozar a los hombres del alimento y la bebida, para que te den gracias por ello. A nosotros, por medio de tu servidor, nos has hecho la gracia de un alimento y de una bebida espirituales y de la vida eterna. Ante todo, te damos gracias por tu poder. A Ti sea la gloria por los siglos de los siglos. ¡Señor! Acuérdate de tu iglesia, para librarla de todo mal y para completarla en tu amor. ¡Reúnela de los cuatro vientos del cielo, porque ha sido santificada para el reino que le has preparado; porque a Ti solo pertenece el poder y la gloria por los siglos de los siglos!»

¡Ya que este mundo pasa, te pedimos que tu gracia venga sobre nosotros! ¡Hosanna al hijo de David! El que sea santificado, que se acerque, sinó que haga penitencia. Maran atha ¡Amén! Permitid que los profetas den las gracias libremente.

XI. Si alguien viniese de fuera para enseñaros todo esto, recibidle. Pero si resultare ser un doctor extraviado, que os dé otras enseñanzas para destruir vuestra fe, no le oigáis. Si por el contrario, se propusiese haceros regresar en la senda de la justicia y del conocimiento del Señor, recibidle como recibiríais al Señor. Ved ahí como según los preceptos del Evangelio debéis portaros con los apóstoles y profetas. Recibid en nombre del Señor alos apóstoles que os visitaren, en tanto permanecieren un día o dos entre vosotros: el que se quedare durante tres días, es un falso profeta. Al salir el apóstol, debéis proveerle de pan para que pueda ir a la ciudad donde se dirija: si pide dinero, es un falso profeta. Al profeta que hablare por el espíritu, no le juzgaréis, ni examinaréis; porque todo pecado será perdonado, menos éste. Todos los que hablan por el espíritu; no son profetas, solo lo son, los que siguen el ejemplo del Señor. Por su conducta, podéis distinguir al verdadero y al falso profeta. El profeta, que hablando por el espíritu, ordenare la mesa y comiere de ella, es un falso profeta. El profeta que enseñare la verdad, pero no hiciere lo que enseña, es un falso profeta. El profeta que fuere probado ser verdadero, y ejercita su cuerpo para el misterio terrestre de la Iglesia, y que no obligare a otros a practicar su ascetismo, no le juzguéis, porque Dios es su juez: lo mismo hicieron los antiguos profetas. Si alguien, hablando por el espíritu, os pidiere dinero u otra cosa, no le hagáis caso; pero si aconseja se dé a los pobres, no le juzguéis.

XII. A todo el que fuere a vosotros en nombre del Señor, recibidle, y probadle después para conocerle, puesto que debéis tener suficiente criterio para conocer a los que son de la derecha y los que pertenecen a la izquierda. Si el que viniere a vosotros, fuere un pobre viajero, socorredle cuanto podáis; pero no debe quedarse en vuestra casa más de dos o tres días. Si quisiere permanecer entre vosotros como artista, que trabaje para comer; si no tuviese oficio ninguno, procurad según vuestra prudencia a que no quede entre vosotros ningún cristiano ocioso. Si no quisiere hacer esto, es un negociante del cristianismo, del cual os alejaréis.

XIII. El verdadero profeta, que quisiere fijar su residencia entre vosotros, es digno del sustento; porque un doctor verdadero, es también un artista, y por tanto digno de su alimento. Tomarás tus primicias de la era y el lagar, de los bueyes y de las cabras y se las darás a los profetas, porque ellos son vuestros grandes sacerdotes. Al preparar una hornada de pan, toma las primicias, y dalas según el precepto. Lo mismo harás al empezar una vasija de vino o de aceite, cuyas primicias destinarás a los profetas. En lo concerniente a tu dinero, tus bienes y tus vestidos, señala tú mismo las primicias y haz según el precepto.

XIV. Cuando os reuniéreis en el domingo del Señor, partid el pan, y para que el sacrificio sea puro, dad gracias después de haber confesado vuestros pecados. El que de entre vosotros estuviere enemistado con su amigo, que se aleje de la asamblea hasta que se haya reconciliado con él, a fin de no profanar vuestro sacrificio. He aquí las propias palabras del Señor: «En todo tiempo y lugar me traeréis una víctima pura, porque soy el gran Rey, dice el Señor, y entre los pueblos paganos, mi nombre es admirable.»

XV. Para el cargo de obispos y diáconos del Señor, eligiréis a hombres humildes, desinteresados, veraces y probados, porque también hacen el oficio de profetas y doctores. No les menospreciéis, puesto que son vuestros dignatarios, juntamente con vuestros profetas y doctores. Amonestaos unos a otros, según los preceptos del Evangelio, en paz y no con ira. Que nadie hable al que pecare contra su prójimo, y no se le tenga ninguna consideración entre vosotros, hasta que se arrepienta. Haced vuestras oraciones, vuestras limosnas y todo cuanto hiciéreis, según los preceptos dados en el Evangelio de nuestro Señor.

XVI. Velad por vuestra vida; procurando que estén ceñidos vuestros lomos y vuestras lámparas encendidas, y estad dispuestos, porque no sabéis la hora en que vendrá el Señor. Reuníos a menudo para buscar lo que convenga a vuestras almas, porque de nada os servirá el tiempo que habéis profesado la fe, si no fuéreis hallados perfectos el último día. Porque en los últimos tiempos abundarán los falsos profetas y los corruptores, y las ovejas se transformarán en lobos, y el amor se cambiará en odio. Habiendo aumentado la iniquidad, crecerá el odio de unos contra otros, se perseguirán mutuamente y se entregarán unos a otros. Entonces es cuando el Seductor del mundo hará su aparición y titulándose el Hijo de Dios, hará señales y prodigios; la tierra le será entregada y cometerá tales maldades como no han sido vistas desde el principio. Los humanos serán sometidos a la prueba del fuego; muchos perecerán escandalizados; pero los que perseverarán en la fe, serán salvos de esta maldición. Entonces aparecerán las señales de la verdad. Primeramente será desplegada la señal en el cielo, después la de la trompeta, y en tercer lugar la resurrección de los muertos, según se ha dicho: «El Señor vendrá con todos sus santos» ¡Entonces el mundo verá al Señor viniendo en las nubes del cielo!


Fuente: Historia de la Iglesia Primitiva, por E. Backhouse y C. Tylor. Editorial CLIE

domingo, 22 de junio de 2014

Dios a la carta: Espiritualidad y mística actual

Dios a la carta

Mística y espiritualidad


La realidad que vive el mundo actual, pareciera que se ha convertido en un gran menú en el cual puedo escoger al antojo la experiencia que quiero tener, convirtiendo la libertad en un acto de autosatisfacción muy lejana de la autorrealización.

Esta mal entendida libertad individual, de la que se derivan muchas ideas que simplemente se reducen a una opinión, que en algunos casos puede ser muy valiosa, pero que solo es eso, y que nos delimita al grado de estar en un relativismo total: “todos los valores, culturas o creencias son válidos en tanto que me son útiles y sólo durante el tiempo que me son útiles. Siempre pueden ser cambiados, abandonados o recuperados”.

Los fenómenos externos, religiosos, culturales, políticos y económicos, van permeando este proceso, cayendo en sincretismos que llegan a la vulgaridad y extravagancia que lejos de motivar una identidad propia, parece un recorte de muchos periódicos y revistas.

La necesidad de sentirse vivo, ha hecho que caigamos en verdaderos extremos donde la dignidad humana es lo último que nos preocupa, haciendo una amalgama de pensamientos, ideologías, sentimientos, religiones y experiencias pseudo religiosas, que lejos de fortalecernos debilitan y fragmentan convirtiéndonos en esclavos de nosotros mismos.

Uniendo ideas tan contrarias y opuestas entre sí en el que solo se busca el bienestar del individuo (físico, psicológico y emocional) pero no como un desarrollo humano trascendente, sino como algo momentáneo y pasajero que cuando se nos pide algo que no nos gusta o agrada simplemente lo cambiamos, la manera más simple de vivir el utilitarismo.

La sensación de sentirme bien es superada por el hacer el bien, y disfrazamos el compromiso social con actitudes que en el fondo tiene egoísmo y protagonismos donde usamos al prójimo para retratarnos cuando hacemos nuestra buena obra o retratamos nuestra imagen como símbolo de bienestar haciendo un cóctel de esoterismo, astrología, pseudociencias, dietas de adelgazamiento, técnicas orientales, psicoterapias timadoras, y rollos de superación personal que solo miran el momento, no el destino final del hombre.
 
Queremos leer o interpretar los acontecimientos del mundo bajo ópticas muy variadas, algunas con vidrios muy amarillos o rojizos, queriendo justificar por un supuesto destino que tiene todo puesto en el cual somos títeres de alguien más y que fácilmente culpamos a Dios, reduciéndolo a nuestras necesidades  y miserias, al que tengo que decirle qué y cómo hacer, porque parece que ya se olvido de cómo ser Dios y de todo eso malo él es el único responsable.

Las experiencias de malestar se ha convertido para muchos en una permanente, presionados por las estructuras deshumanizantes, las noticias muestran muchas razones que generan más desánimo, creando miedo, odios, venganzas y rencores que van dañando nuestra relación con los demás y complican nuestras relaciones interpersonales.

Es lamentable que cada día menos personas quieran comprometerse con el otro, en relaciones estables, en vínculos de vida que nos ayuden a perfeccionar y crecer como personas, recordando que esta vida no es nuestro destino final.

La vocación es el llamado a perfeccionarnos con los vínculos que generamos con los que nos rodean, un sacerdote o religiosa se perfecciona al entregar su vida por la Iglesia, por su comunidad, al hacer presente el Evangelio, llevar la buena nueva a los mas necesitado, cualquier actitud diferente a esta tarea, es contra el mismo, una pareja se perfecciona al entregarse y vivir el compromiso del amor, así como Dios ama a la Iglesia y ese amor engendra, así el amor conyugal.

La crítica se ha convertido en burla, en ofensa que no responsabiliza ni muestra el compromiso de vida, ni alienta a mejorar. Es triste ver como las redes sociales juegan con la distorsión de la verdad, con una imagen, divide más que enriquecer.

Parece que la dinámica actual es la descalificación del otro que no es como yo, eliminar sin propuesta, esperar el error ajeno que debilita y que no genera cosas positivas, proyectos, investigación, creatividad que desarrolla, y sea innovadora.

En esta realidad es donde encontramos inmersa la espiritualidad y mística, en que la rapidez de los medios de comunicación abruma y no dan paso a la reflexión, donde la exhibición  es justificada, mostrar sin pensar en las consecuencias.

Ante este marco debemos de reconocer la posibilidad de vivir una espiritualidad comprometida, purificada de los elementos que la distorsionan, evitando sincretismos religiosos, fortaleciendo todas las áreas de nuestra vida.

Me preguntaba una persona si la Iglesia no tiene libros de superación personal, la respuesta es que no lo hay de modo literal, pero sin lugar a dudas el Evangelio es la superación máxima del hombre, el ejercicio de las virtudes nos identifica y perfeccionan haciendo que experimentemos nuestras propias capacidades y replantemos metas diferentes.

Una mística es la experiencia y vivencia del misterio, el momento personal y único en que experimentamos a Dios, y a pesar de ser individual, tiene un elemento comunitario que alienta y fortalece.

Ejemplos de esto lo encontramos en muchos hombres y mujeres que teniendo una experiencia personal mística- redefinen su entorno, una actualización de nuestra relación con Dios generando una espiritualidad que abarca todas las áreas del hombre, físicas, afectivas, materiales y sociales.

Digámoslo más simple: la mística responde con el compromiso de haber tenido una experiencia personal con Dios, la espiritualidad es la unidad de esta experiencia en todas las áreas y momentos de la vida de conversión.

Si pensamos que la espiritualidad es tener de memoria muchas oraciones y actos piadosos, posiblemente no hemos entendido nada, cuando en realidad nos debe mover a vincularnos con todos los que nos rodean, este elemento puede es esencial de una experiencia plena de Dios.

Si alguna persona siente rivalidad con otra espiritualidad, posiblemente no sea real, lo mismo que pasa en los movimientos y asociaciones en la Iglesia, no pueden tener diferencias entre ellas, ya que responden a realidades diferentes, sea para matrimonios, jóvenes, adultos, solteros, niños, etc.

Si nos preocupamos como pasó en el evangelio con los discípulos pensando quien es el más importante, posiblemente estemos perdiendo de vista toda nuestra razón de ser:
-"¿De qué discutíais por el camino?" Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: "Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos." -(Mc 9, 33-35)

Parece simple, ser el servidor, sin vanidades, sin egoísmos, sin soberbias de por medio, seria tan absurdo como decir que una madre da de comer a sus hijos para que los vecinos la feliciten, o pensar que un sacerdote celebra los sacramentos pensando en el aplauso.

Vivir una espiritualidad es tener la certeza de que actuamos conforme a lo que Dios nos pide en una realidad determinada, como quien sirve en un hospital, o en un orfanato, lo mismo que en su familia con sus hijos y hermanos. Hacer lo que nos toca, con amor, alegría, sencillez y humildad de corazón.

La mística es esa experiencia personal con Dios, y se puede tener de muchas formas, algunos la tienen en un retiro, o en un momento difícil en la vida y lo experimentan, por lo que vivir un momento personal con Dios revela su amor de Padre.

La Iglesia tiene grandes ejemplos que a pesar de las limitaciones humanas después de tener la experiencia hay un cambio, conversión, renovación, actualización de la vida, los santos son un ejemplo de esto, después de vivir de cierta manera, tienen su experiencia de Dios y cambian “metanoia”  que se traduce del griego como cambio de mente, conversión, y nunca se contrapone con otra vivencia mística o de Dios.

No podría imaginar a san Francisco pensando que es mejor su espiritualidad a la de san Benito, o san Ignacio  de Loyola peleando con san Juan de la Cruz. Cada místico tiene una experiencia personal que se une a la Iglesia entera, y responde a un momento determinado de la historia, una circunstancia particular en la que se renueva la Iglesia.

En esta respuesta esta la trascendencia ansiada del hombre, en encontrar a Dios en la actualidad, en el pedacito de mundo que nos ha sido confiado, y del cual nos pedirán cuentas.

La espiritualidad no es algo teórico, más bien es algo que compromete todas las dimensiones de la existencia: Identidad, conciencia, actitudes, relaciones, escala de valores, lo contrario en muchos casos seria reducirla a solo memorizar oraciones sin comprender lo que implica el ejercicio de las virtudes.

Si tenemos la vivencia de Dios en nuestras vidas, podemos caminar bajo la asistencia del Espíritu Santo que nos alienta a seguir, a pesar de que podamos caer en el error, si tenemos la humildad podremos retomar el camino con el seguimiento de Cristo, los valores evangélicos, la eclesialidad, la vivencia sacramental, lo contrario es caminar bajo nuestras propias fuerzas, con nuestras limitaciones humanas, bajo una racionalidad influenciada y condicionada por el miedo que lejos de nutrir, nos debilita.

Los retos son muchos, las realidades nos presentan situaciones complejas, difíciles, incluso dolorosas, donde todos los sectores de la sociedad están metidos, directa o indirectamente, sea política, cultura, sociedad, religión, economía, en los que debemos comprometernos y responder.

Cada santo logró descubrir esto en su vida, en la sociedad en la que le toco vivir y responder, transformarla, encontrar a Cristo en el enfermo, en el que sufre, en el abandonado, haciendo vida el Evangelio con las obras de misericordia.

Es curioso como algunas personas le dan mayor peso a las palabras de líderes de otras religiones o filosofías orientales, sin conocer de fondo la riqueza que tenemos en nuestra propia fe,  la profundidad del Evangelio, el sabor que cada santo descubre al hacerlo vida, tener el alimento justo y necesario, es una forma de desprecio por algo más barato.

Mística y espiritualidad están unidas en la actualización de nuestras vidas en el encuentro con Dios, sin mezclas ni amalgamas que solo condicionan nuestra libertad, que nos aferran a este mundo, cuando debemos tener presente que la Iglesia esta viva, y debemos ser heraldos de buenas noticias.

Dejemos que Dios haga su parte, haciendo lo que nos corresponde, y todo estará bien, como lo dice Jesús en el Evangelio: “echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.” (Cfr. Mt. 9, 17b).

Dios está vivo, la Iglesia está viva, y el Espíritu Santo renueva la faz de la tierra, por lo que debemos estar atentos, para reconocer como se manifiesta Dios en nuestras vidas y ¿Cómo debemos responderle, si vivimos la fe, la esperanza y la caridad? o ¿Solo somos un catálogo de fórmulas mágicas o de oraciones sin comprensión?

La oración siempre debe movernos a la acción, de otra forma es estéril, se queda en un buzón de sugerencias y quejas para Dios, vivir una espiritualidad es asumir la parte que nos toca en el mundo y responder con nuestro testimonio de vida, comprometidos y responsables, para que cuando oremos con fuerza, valor y compromiso para ser actores y protagonistas en este mundo tan lastimado y fragmentado.

Carlos Escorza Ortiz

Teólogo

lunes, 16 de junio de 2014

EL PAPA RECIBE AL PRIMADO DE LA IGLESIA ANGLICANA

EL PAPA RECIBE AL PRIMADO DE LA IGLESIA ANGLICANA: GRANDES SANTOS, MAESTROS Y COMUNIDADES ATESTIGUAN NUESTRAS RAÍCES COMUNES
Ciudad del Vaticano, 16 junio 2014 (VIS).- La constatación de que el objetivo de la unidad plena puede parecer lejano pero es siempre la meta del camino ecuménico, y la preocupación común por los males de la humanidad, en particular el tráfico de seres humanos, han sido algunos de los temas claves del encuentro del Santo Padre con Su Gracia Justin Welby, arzobispo de Canterbury, esta mañana en el Vaticano.
''También a nosotros el Señor parece preguntarnos: ¿'De que discutíais durante el camino'? -ha dicho Francisco- Cuando Jesús planteó esa pregunta, sus discípulos se callaron porque se avergonzaban ya que estaban hablando de quien sería el más grande entre ellos. Nosotros también estamos confusos por la distancia que hay entre la llamada del Señor y nuestra pobre respuesta. Ante su mirada misericordiosa no podemos fingir que nuestra división no sea un escándalo, un obstáculo al anuncio del Evangelio de la salvación al mundo. No es raro que nuestra vista se ofusque con el peso que acarrea la historia de nuestras divisiones y nuestra voluntad no siempre está libre de esa ambición humana que, a veces, acompaña nuestro deseo de anunciar el Evangelio según el mandamiento del Señor''.
A pesar de estos claroscuros, ''el Espíritu Santo nos da fuerzas para no desalentarnos y nos invita, a confiar plenamente en su acción potente. Como discípulos que se esfuerzan por seguir al Señor -ha observado el Papa- sabemos que la fe ha llegado a nosotros a través de muchos testigos. Somos deudores de grandes santos, maestros y comunidades que nos han transmitido la fe en el curso de los siglos y que atestiguan nuestras raíces comunes''.
El Obispo de Roma recordó a este propósito que ayer el arzobispo de Canterbury celebró las vísperas en la iglesia romana de San Gregorio en el Celio, desde la cual el Papa Gregorio Magno envió al monje Agustín y a sus compañeros a evangelizar a los pueblos de Inglaterra ''dando origen a una historia de fe y de santidad de la que se habrían beneficiado muchas otras gentes europeas. Un camino glorioso que ha dejado una huella profunda en las instituciones y tradiciones eclesiales que compartimos y que constituyen un sólido fundamento para nuestra fraternidad''.
Sobre bases como esas y con el apoyo de la Comisión internacional anglicano católica y la Comisión internacional anglicano católica para la unidad y la misión, se pueden examinar con espíritu constructivo ''los viejos y nuevos retos del compromiso ecuménico'', ha añadido Francisco para entrar después en un argumento que causa el mismo ''horror'' al arzobispo Welby, la plaga del tráfico de seres humanos y las formas modernas de esclavitud, denunciada varias veces por el prelado anglicano.
''En este vasto campo de acción, que se presenta en toda su urgencia se han puesto en marcha actividades de cooperación muy significativas, sea en ámbito ecuménico que con las autoridades civiles y las organizaciones internacionales'', ha subrayado el Papa, citando en particular la red de acción contra la trata de mujeres creada por numerosos institutos religiosos femeninos. ''Nos comprometemos a perseverar en la lucha a las nuevas formas de esclavitud y confiamos en contribuir a ayudar a las víctimas y a contrastar este trágico comercio. Como discípulos enviados a sanar un mundo herido -ha concluido- doy gracias a Dios que nos ha hecho capaces de hacer un frente común contra esta plaga gravísima, con perseverancia y determinación''.

jueves, 12 de junio de 2014

MENSAJE DEL PAPA ''QUE SEA UNA FIESTA DE SOLIDARIDAD ENTRE LOS PUEBLOS''

MENSAJE DEL PAPA EN LA INAUGURACIÓN DEL MUNDIAL DE FÚTBOL: ''QUE SEA UNA FIESTA DE SOLIDARIDAD ENTRE LOS PUEBLOS''


Ciudad del Vaticano, 12 junio 2014 (VIS).- Una fiesta de solidaridad entre los pueblos. Es lo que espera el Papa Francisco de la Copa del Mundo de Fútbol que se abre hoy en Brasil. En un mensaje en vídeo dirigido a los organizadores, jugadores y espectadores del Mundial y transmitido ayer noche por una cadena nacional, el Santo Padre recuerda que los campeonatos de fútbol son, además de un juego, una oportunidad para el diálogo, la comprensión y el enriquecimiento humano mutuo.
''El deporte - afirma- no es sólo una forma de entretenimiento, sino también - y sobre todo diría yo - una herramienta para comunicar los valores que promueven el bien de la persona humana y contribuyen a la construcción de una sociedad más pacífica y fraterna. Pensemos en la lealtad, la perseverancia, la amistad, el compartir, la solidaridad. De hecho, hay muchos valores y actitudes fomentadas por el fútbol que no sólo son importantes en el terreno de juego, sino en todos los aspectos de la vida, especialmente en la construcción de la paz. El deporte es escuela de paz, nos enseña a construir la paz''.
En ese sentido Francisco destaca tres lecciones de la práctica deportiva que son también tres actitudes esenciales para la causa de la paz: ''La necesidad de "entrenarse", el ''fair play" y el respeto entre los competidores. ''En primer lugar -observa- el deporte nos enseña que para ganar, hay que entrenarse Podemos ver en esta práctica deportiva, una metáfora de la vida. En la vida, hay que luchar, "entrenarse", esforzarse para obtener resultados importantes. La deportividad se convierte así en una imagen de los sacrificios necesarios para crecer en las virtudes que construyen el carácter de una persona. Si para que una persona mejore, se necesita un "entrenamiento" decidido y continuo... ¡Cuánto más grande es el esfuerzo necesario para lograr el encuentro y la paz entre los individuos y entre los pueblos ...! Es necesario entrenarse tanto''.
''El fútbol puede y debe ser una escuela para la construcción de una "cultura del encuentro", que haga posible la paz y la armonía entre los pueblos. Y aquí viene en nuestra ayuda la segunda lección: aprender del ''fair play'' del fútbol . Para jugar en equipo hay que pensar, en primer lugar en el bien del grupo, no en uno mismo. Para ganar, hay que superar el individualismo, el egoísmo, todas las formas de racismo, de intolerancia y de instrumentalización de la persona. No sólo en el fútbol ''acaparar'' es un obstáculo para el éxito del equipo; cuando ''acaparamos'' en la vida, haciendo caso omiso de las personas que nos rodean, toda la sociedad se ve perjudicada.
La última lección del deporte provechosa para la paz es el respeto entre los competidores. ''El secreto de la victoria en el campo, pero también en la vida -apunta Francisco- es aprender a respetar a mi compañero de equipo, pero también a mi oponente. ¡Nadie gana solo en el campo o en la vida! Que nadie se aísle o se sienta excluido ¡Cuidado! No a la segregación, no al racismo! Y si bien es cierto que, al final de este Mundial, sólo una selección nacional levantará la copa como ganadora, aprender las lecciones que el deporta nos enseña hará que todos salgamos ganadores fortaleciendo los lazos que nos unen''.
El Papa saluda al final a la Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff y promete que rezará por todos.''¡ Que esta Copa del Mundo -concluye- transcurra con serenidad y tranquilidad, siempre con respeto mutuo, solidaridad y fraternidad entre los hombres y las mujeres que se reconocen miembros de una sola familia''.

lunes, 9 de junio de 2014

El papa Francisco ha erigido Diócesis de Izcalli (México)

Ciudad del Vaticano, 9 de junio 2014 (VIS).-El Santo Padre:
-Ha erigido la diócesis de Izcalli (México) con territorio desmembrado de la diócesis de Cuautitlán, haciendo sufragánea de la archidiócesis de Tlalnepantla.

-Ha nombrado a monseñor Francisco González Ramos como primer obispo de la Diócesis de Izcalli (superficie 533, población 966.836, católicos 821.351, sacerdotes 64, religiosos 75) en México. El obispo electo nació en 1958 en Pueblo Nuevo (México), y fue ordenado sacerdote en 1982. Fue prefecto de disciplina en el Seminario menor y en el Mayor de León y también profesor en este último. Desde 1997 era párroco del "Espíritu Santo". En la actualidad era Rector del Seminario Mayor de Irapuato.

jueves, 5 de junio de 2014

EDUCAR PARA UNA NUEVA SOCIEDAD, Obispos Mexicanos hablan sobre el tema, mayo 2012

Los obispos de México hablan sobre la Educación en México y las realidades presentes, responsabilidad de todos.


EDUCAR
PARA UNA NUEVA SOCIEDAD

Reflexiones y orientaciones
sobre la educación en México

CONFERENCIA DEL EPISCOPADO MEXICANO (CEM)
Mayo de 2012


“La educación consiste en que el hombre
llegue a ser más hombre,
que pueda ser más y no sólo que pueda tener más,
y que, en consecuencia,
a través de todo lo que tiene, todo lo que posee,
sepa ser más plenamente hombre.”
Juan Pablo II
Discurso a la UNESCO, 1980, n. 11.

Presentación

La educación es una responsabilidad que todas las personas compartimos.

El ser humano está llamado a desarrollarse para afianzar su identidad y alcanzar su plenitud, lo cual no se puede lograr sino en la mutua relación, pues fuimos creados para vivir y crecer con los demás y para los demás.

Por la Encarnación, Dios vino a nuestra historia, asumiendo Él mismo todo lo humano y descubriéndonos que su Persona es “camino, verdad y vida”. En este contexto, la Iglesia continúa la misión de su fundador acompañando a los creyentes y prestando un servicio a toda la sociedad en este proceso permanente de búsqueda y conquista de su realización, conforme a las exigencias de su dignidad y a las oportunidades de cada época y situación cultural.

Por ello, los obispos mexicanos, después de dialogar con numerosos actores de la vida social –especialmente los dedicados a la educación--, invitamos a todos a participar con la mayor seriedad y prontitud en la respuesta a este gran desafío que a nivel mundial se reconoce como una emergencia educativa.

Los efectos de esta emergencia educativa se manifiestan en un sinnúmero de realidades sociales, económicas, políticas, culturales y, también, religiosas que estamos padeciendo.

Es nuestra obligación, como sucesores de los apóstoles, dirigir palabras de verdad a un pueblo que vive horas aciagas y que, al no encontrar salida, corre peligro de perder sus valores de identidad, profundamente cristianos.

En el documento preparatorio para la XIII Asamblea General del Sínodo de los Obispos, a celebrarse en octubre de 2012 en el Vaticano y que será la puerta de entrada al Año de la Fe, se describe el tema de la emergencia educativa y las consecuencias de transmitir la fe y los valores a las nuevas generaciones; trans misión que, en sociedades tradicionales como la nuestra, se daba por un hecho y que no se está produciendo:
“Aquí está la emergencia educativa: ya no somos capaces de ofrecer a los jóvenes, a las nuevas generaciones, lo que es nuestro deber transmitirles.

Nosotros estamos en deuda en relación a ellos también en lo que respecta a aquellos verdaderos valores que dan fundamento a la vida. Así termina descuidado y olvidado el objetivo esencial de la educación, que es la formación de la persona, para hacerla capaz de vivir en plenitud y de dar su contribución al bien de la comunidad. Por ello crece, desde diversos sectores, la demanda de una educación auténtica y el redescubrimiento de la necesidad de educadores que sean verdaderamente tales. Dicho pedido asocia a los padres (preocupados, y con frecuencia angustiados, por el futuro de los propios hijos), a los docentes (que viven la triste experiencia de la decadencia de la escuela) y a la sociedad misma, que ve amenazada las bases de la convivencia”.

Pensamos, finalmente, que la emergencia educativa que padece México, no deja lugar a justificaciones e inacciones: o actuamos ahora, o las próximas generaciones nos lo van a reclamar con vehemencia y acritud. Quienes seguimos a Jesús, aún en este difícil escenario, proclamamos que hay Esperanza e invitamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a descubrir algunas razones para ello en las siguientes páginas.

Por la Conferencia del Episcopado Mexicano:

MONS. CARLOS AGUIAR RETES
Arzobispo de Tlalnepantla
Presidente de la CEM
MONS. VICTOR RENÉ RODRÍGUEZ
Obispo Auxiliar de Texcoco
Secretario General de la CEM
MONS. ALFONSO CORTÉS
Obispo de Cuernavaca
Representante de la Dimensión de Pastoral educativa




Mapa del documento

Para facilitar la comprensión y la lectura del texto, hemos dividido su contenido en cuatro partes, tomando en consideración tanto las copiosas propuestas de los obispos de México aportadas durante la Asamblea General de la Conferencia Episcopal celebrada en noviembre del año 2011, la opinión de diversos expertos en educación, y los muchos encuentros y diálogos con una gran cantidad de actores de la vida educativa de nuestro país y de nuestra Iglesia.
                           
­En la primera parte de nuestra exposición, describimos los rasgos característicos del desafío educativo mexicano y del tipo de sociedad que nos encontramos construyendo. Nuestra reflexión abarca la realidad educativa, tanto en su dimensión general, en la que todos nos descubrimos responsables de la tarea educativa, como en su dimensión particular y en las actividades propias de los diversos niveles escolares.
De esta manera, intentamos superar el reduccionismo que limita la preocupación y la responsabilidad por la educación a la labor de educadores y especialistas.
Es tiempo de avanzar hacia una responsabilidad compartida por la sociedad mexicana en su conjunto.

­En la segunda parte, exploramos el pasado y el presente del papel que la Iglesia ha jugado y está jugando en la educación en México. Ofrecemos al lector temas a considerar sobre la responsabilidad que tenemos los católicos no sólo al interior de los espacios eclesiales --siempre importantes-- sino, principalmente, en aquellos espacios sociales en los que estamos llamados a dar testimonio de nuestra fe.

El desafío educativo que describimos, no está limitado a los ámbitos marcados por una atmósfera cristiana ni a las instituciones educativas oficiales y privadas; se extiende hacia una amplia gama de realidades y tareas en las que la educación posee importancia decisiva para la reconstrucción del tejido social.

­En la tercera parte subrayamos los elementos fundamentales que encontramos en la antropología cristiana y que nos pueden ayudar a recuperar un concepto de educación que responda a la naturaleza y dignidad de la persona humana e ilumine los procesos de transformación que México requiere.

Sabedores que la fe cristiana comporta una fundamentación razonable, accesible a todas las personas independientemente de sus creencias religiosas, mostramos que la educación no puede ser fiel a su pretensión esencial sin descubrir un parámetro antropológico que la guíe y la sostenga. Dicho parámetro está basado en evidencias elementales que descubren la estructura y diferentes dimensiones que integran al ser humano como persona. En este apartado, advertimos ya el tipo de sociedad que estamos llamados a construir si deseamos responder a la persona y a su legítimo derecho a perfeccionarse a través de la educación.

­En la cuarta parte, los obispos invitamos a todos los católicos y personas de buena voluntad a asumir el compromiso, como verdaderos protagonistas en el fortalecimiento y mejora de la educación en México.

En este apartado se enuncian las tareas sustantivas que tienen la intención, primero, de enfrentar la emergencia educativa desde la acción y, segundo, recordar que los cristianos hemos de aprender a colaborar con todos los hombres y mujeres de buena voluntad en la nueva acción educativa que nuestra nación requiere.

Para leer el documento completo


http://www.cem.org.mx/i/uploads/EDUCAR_PARA_UNA_NUEVA_SOCIEDAD_LibroCOMPLETO.pdf