sábado, 3 de mayo de 2014

Santa Cruz, redimiste al mundo

Santa Cruz

Para nuestra fe, la Cruz tiene un sentido profundo de entrega, contrario a lo que nuestros hermanos separados quieren explicar sobre ella.

Si bien es cierto en algún momento de la historia fue un instrumento de muerte y dolor, en Cristo toma un sentido nuevo y diferente, al realizarse en ella la entrega por amor.

El acto realizado por Cristo en la Cruz se llama redención, es decir, pagar en el lugar de otro. No es el sentido de pagar una fianza y salga libre el acusado.

El acto de redención es ponerse en el lugar del otro y cumplir la condena.

El pueblo de Israel tenía un rito en el que se ocupaba dos chivos, uno era sacrificado y el otro era llevado al desierto cargando todos los pecados para que fueran purificadas  sus faltas (Cfr. Lev. 16:8, 10, 26).  De ahí el uso coloquial del “chivo expiatorio” entendido como culpar a otro.

Este acto realizado por Cristo tomará sentido profundamente en la Cruz, en la que se realiza el sacrificio más grande realizado por la humanidad.

La cruz es el lugar, que en el sentido más genuino de la palabra  es sacrificarse, y que significa; santificar o santificarse; y no como coloquialmente se ha deformado con la idea de causarse daño.

Cuando un cristiano comprende el sentido de la cruz, ve en ella no un lugar de muerte, sino de redención, y al mismo tiempo miramos en ella el camino que debemos de seguir para santificarnos, no de triunfalismos, ni de egos engrandecidos, si no de humildad, de entrega y generosidad.

Mirar una cruz, tener una, nos debe recordar ese sacrificio realizado por Cristo por la humanidad, como lo explica el Catecismo de la Iglesia “La tradición cristiana ve un anuncio del "nuevo Adán" que, por su "obediencia hasta la muerte en la Cruz" (Filp. 2,8) repara con sobreabundancia la desobediencia de Adán”.  (CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA 411)

"Mientras que Cristo, santo, inocente, sin mancha, no conoció el pecado, sino que vino solamente a expiar los pecados del pueblo, la Iglesia, abrazando en su seno a los pecadores, es a la vez santa y siempre necesitada de purificación y busca sin cesar la conversión y la renovación". Todos los miembros de la Iglesia, incluso sus ministros, deben reconocerse pecadores.  ( CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA 827)

Muchos han querido generar mitos sobre la Cruz del Señor, incluso convertirla en mercancía pretendiendo tener una reliquia de ella, cosa que es innecesaria, ya que el sacrificio de Cristo se actualiza en la Eucaristía cada que un sacerdote la celebra.  

El reto del cristiano esta justamente en tener presente la cruz como camino de salvación, certeza de resurrección, saberse poner en el lugar del otro, reconociendo lo Él hizo por nosotros.

Carlos Escorza

Teologo

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