Realidades del mundo, ¿Qué podemos hacer?
El mundo
actual vive realidades y cuestionamientos que nos hacen responsables a todos,
pero ¿Cómo debemos actuar ante estas realidades?
Hambre,
inseguridad, economía, política, desastres naturales, desarrollo de los pueblos
y comunidades.
La pregunta
que surge es ¿hasta donde debemos hacer? ¿Qué puedo hacer en lo personal y en
lo comunitario?
Es triste darse
cuenta que muchos solo hacen por fama, por vanidad, por un egoísmo disfrazado
de ayuda al prójimo.
No es un
tema nuevo para la Iglesia, desde 1880 encontramos documentos tocando estos
temas.
Por esta razón
compartimos:
a) los 7
puntos con los que debemos de partir en el trabajo personal y comunitario.
b) los
documentos que nos fundamentan.
CEO. Teólogo
Principios de la Doctrina Social de la Iglesia
La doctrina
social de la Iglesia es aquella enseñanza que nace del diálogo entre el
Evangelio y la vida económica, social de los pueblos.
Esa doctrina
busca iluminar las realidades terrenas y en ella se apoyan los pastores de la
Iglesia Católica para orientar en estas materias.
La doctrina
social de la Iglesia tiene como centro la dignidad de la persona humana y busca
en todo momento defenderla y dar principios que ayuden a su crecimiento, a su
desarrollo.
Hay siete principios,
siete criterios que son muy claros y yo quisiera recordarlos hoy, como de un
golpe. Son ellos los ejes claves de esta doctrina y son los ejes también para
poder ayudar a todo ser humano a crecer, desarrollarse y progresar, como debe
ser. Esos siete principios son los siguientes:
1. El
principio del bien común.
2. El
destino universal de los bienes.
3. El
principio de subsidiaridad.
4. El
principio de participación.
5. El
principio de solidaridad.
6. El
principio de los valores, fundamentalmente estos cuatro: la verdad, la
libertad, la justicia, el amor.
7.
Finalmente, este último, el amor, es el valor principal, porque ha de ser el
que dé UNIDAD a los demás valores.
Los vemos
así en su conjunto porque nos iluminan; pero yo quisiera volver la mirada sobre
cada uno de ellos. Pero recordemos que para la doctrina de la Iglesia, la
enseñanza de la Iglesia, para Jesucristo, como también para todo lo que es la
filosofía humanista, lo principal es la persona humana, su dignidad; y todo lo
demás ha de converger a la ayuda, al apoyo, al progreso de todo ser humano y de
todos los seres humanos.
1. El bien
común:
El principio
o el criterio del bien común es un principio fundamental en lo que es la vida
humana y en lo que son las relaciones de los seres humanos. Para la doctrina
social de la Iglesia el principio del bien común es el primero de todos los
principios: todos los bienes que existen son bienes para todos los seres
humanos.
La
concepción es clara: Dios creó todo lo que existe para todos los seres humanos,
no para una sola persona. De ahí que el principio del bien común quiere mirar
no solamente a un individuo sino a todos los individuos, no a una persona sino
a todas las personas.
Por eso,
este principio del bien común es una tarea que nos compete a todos, y de ahí
que los bienes que existen sobre la tierra han de llegar a todos los seres
humanos. Para nosotros, es un criterio que tiene que estar siempre claro y es
el criterio que se exige en la conducción de la vida política; por eso, un
político es aquel que debe trabajar el bien común y colige con ese principio
cuando busca sus propios intereses, sus propios bienes o el bien particular; y
los bienes que hay en una nación, si los miramos bien, son para todos y por eso
se busca que haya una igualdad en la repartición de los bienes.
Reflexionar
una y otra vez sobre el bien común nos coloca y nos sitúa en un principio clave
en el desarrollo y en el progreso de todo ser humano y de todos los seres
humanos.
2. El
destino universal de los bienes:
El principio
del bien común que guía la doctrina social de la Iglesia va muy unido al
principio del destino universal de los bienes. Este principio nos recuerda a
nosotros que todo cuanto existe tiene una dimensión universal. Nosotros
hablamos del derecho de propiedad.
El derecho
de propiedad privada también tiene su sentido. La propiedad privada ayuda a que
las personas puedan tener un mínimo de espacio para vivir, para que se respete
su libertad; sin embargo, cuando la propiedad privada se excede y viola el
principio universal de los bienes, entonces, la propiedad privada ha de estar
sujeta a lo que es este principio universal de los bienes. El Papa Juan Pablo
II repetía que: “Sobre toda propiedad privada, hay una hipoteca de los bienes
que han de llegar a todos”.
Y ese llegar
a todos es llegar a todo ser humano y a todos los seres humanos y nosotros
hemos de repetirlo continuamente: Dios creó todas las cosas, no para un grupo,
sino para todos. De tal manera es así, que hay que buscar caminos para una
justa distribución de los bienes y de las riquezas, sean éstas las que sean.
3. La
subsidiaridad:
En la
búsqueda del progreso y el desarrollo de toda persona humana, de todo ser
humano, de su dignidad, hay un principio que no se tiene muchas veces en cuenta
y que hay que recordarlo también con frecuencia y volver el pensamiento y la
mirada hacia él. Es el principio de la subsidiaridad, palabra que no es fácil
de pronunciar, pero que es sumamente importante. Nosotros los seres humanos
debemos producir lo que nosotros debemos producir. Cada ser humano tiene una
responsabilidad, ante sí mismo y ante los demás, como cada grupo, como cada
sociedad, pero hay limitaciones que nosotros tenemos, y es ahí donde se
necesita el apoyo subsidiario.
Venir en
apoyo de las familias que no pueden alcanzar las metas que deben alcanzar, de
los individuos, de las personas, de los grupos, sean estos los que sean. Por
eso, el Estado tiene la responsabilidad de cuidar, de velar para que cada uno
de nosotros haga lo que tenga que hacer, pero que podamos recibir también el
apoyo en aquello que nosotros no podamos hacer. Ese principio de subsidiaridad
ayuda a que los pueblos puedan progresar y los grupos puedan avanzar. Y esto
hay que decirlo no solamente a nivel nacional, hay que decirlo, también, a
nivel universal: nos hemos de acompañar mutuamente los pueblos, y aunque esto
no lo pidiera Dios, ni lo pidiera la doctrina social de la Iglesia, lo pide el
sentido común y lo pide la razón. Se ha de apoyar a todo aquel que no puede dar
todo lo que él quisiera o pudiera dar.
4. La
participación:
Otro
principio claro en la doctrina social de la Iglesia es el principio de la
participación. Es un tema sobre el que nosotros volvemos una y otra vez. La
participación, como algo inherente al ser humano, hace parte de nuestra
existencia.
Nosotros
queremos participar y esa participación nos hace mostrar a nosotros un deber,
el deber que tenemos todos los seres humanos de participar en la vida, en el
desarrollo, en el progreso de los pueblos.
Por eso, una
persona que no participa en los gastos de un pueblo, con sus impuestos, es una
persona que no está cumpliendo con su deber. Una persona que no participa en
las elecciones, por ejemplo, es una persona que se siente limitada en lo que es
su derecho de participar en la elección de aquellos que lo dirigen. Esta dimensión
de la participación muestra un derecho, pero también muestra un deber. Derecho
y deber, el derecho de participar y el deber de participar. Por eso, cuando las
personas no pueden participar todo lo que pueden en la vida nacional, se
sienten limitadas.
Las
dictaduras limitan la participación, pero también la participación se vuelve un
desorden cuando no es regulada.
Volvamos una
y otra vez la mente sobre la participación, sobre nuestro deber de participar
en la vida familiar, en la vida social, en la vida del barrio, en la vida
nacional, en la vida internacional. Pensemos en la participación, como un
derecho y un deber.
5. La
solidaridad:
La
solidaridad es uno de los grandes principios, o si se quiere, uno de los
grandes valores que más se trata en el mundo de hoy. Hemos venido muchas veces
sobre esta temática y hay que volver continuamente sobre ella. La solidaridad
nos esta mostrando a nosotros como la humanidad es una y cómo tiene que
apoyarse mutuamente. La solidaridad que nos mueve a nosotros a vernos como
sólidos en uno nos indica que los pueblos no pueden existir si no son
solidarios entre sí y que la humanidad también es así, y esto se ve de una
manera muy clara en las crisis y en los problemas. Somos solidarios, hemos de
ser solidarios, queramos o no queramos, pero hemos de hacerlo de manera
consciente.
Los países
más ricos tienen necesidad de ser solidarios con los demás y los Países pobres
también han de tomar conciencia sobre esto. El Amazonas no pertenece ya a
Brasil o a los países del Cono Sur, es un bien de toda la humanidad, porque lo
que pasa allí afecta a la humanidad. Somos solidarios, y los seres humanos
somos como un racimo de guineos: o caminamos juntos o nosotros perecemos, pero
hemos de estar juntos. El principio, el criterio, el valor de la solidaridad es
temática sobre la que hay que pensar y volver una y otra vez porque no
solamente se ha de esperar solidaridad de los demás, sino que cada uno de
nosotros ha de poner su granito de arena en el camino y en la construcción de un
mundo solidario.
6. Valores
fundamentales:
El tema de
los valores está sobre el tapete. Es un tema sobre el que hemos de volver una y
otra vez, y podemos preguntarnos sobre los muchos valores que hay, y podemos
enumerar decenas de valores: ¿cuáles son los fundamentales?, ¿cuáles son los
más importantes, aquellos necesarios para que funcione una sociedad y que son
clave también para el progreso de los pueblos? Los cuatro grandes valores son
estos:
La verdad,
la libertad, la justicia y el amor.
Y me voy a
referir ahora a los tres primeros porque el amor, que nos une a los demás,
necesita un tratamiento especial.
La verdad:
sin la verdad ningún pueblo podrá avanzar. Jesucristo decía, y es lema del
pueblo dominicano: “Conocerán la verdad y la verdad los hará libres”.
La verdad y
la libertad: la libertad, que nosotros los dominicanos disfrutamos después de
tantas dictaduras, se torna también en desorden y en libertinaje cuando no la
sabemos usar. La libertad se manifiesta en la democracia, pero necesitamos de una
libertad sabiamente usada. Por eso, volver la mente y la mirada sobre la
libertad, es clave, y sobretodo en estos tiempos en las que disfrutamos de la
libertad, para no volver a las dictaduras, pero tampoco para que la libertad se
vuelva para nosotros un enemigo. Y la dimensión de la justicia: si quieres la
paz, trabaja por la justicia. Si nosotros queremos guardar las relaciones como
debe ser, es clave y fundamental, ¿quién lo puede negar? el valor de la
justicia.
Sabemos que
tenemos muchos desórdenes cuando impera la mentira, el libertinaje y la
injusticia. Por eso, en la doctrina social de la Iglesia esos tres valores son
fundamentales y clave para la vida de cualquier sociedad.
7. La vía
del amor:
Podemos
hablar y tocar temáticas como esta: el bien común, el destino universal de los
bienes, la participación, la solidaridad, los valores de la verdad, la justicia
y la libertad. Pero tenemos que decir que el vínculo que une todo esto es el
amor. Sin amor, nosotros no podremos llegar a eso que deseamos: a una mayor
distribución de las riquezas, a un mundo donde impere la verdad, la justicia,
la libertad; donde los bienes realmente sean comunes, donde se busque el bien
común.
No podemos
pedirles a los políticos que se preocupen de buscar los intereses del pueblo
dominicano y no sus propios intereses, si ellos no tienen amor. Se lo podemos
pedir en nombre de la justicia, en nombre del respeto a los demás; el amor es
necesario para todo ello. Podemos pedirle a un juez que haga la justicia, pero
si ese juez no respeta a la persona humana, si ese juez no ama al ser humano y
no ama a los dominicanos, será injusto. Los valores que nosotros necesitamos
poner en práctica, y son necesarios todos, necesitan un fundamento, un guía,
que es el amor. Por eso, el progreso de los pueblos, el bienestar de los
pueblos, la mejor distribución de las riquezas, todo aquello que nosotros
deseamos no se dará en efecto y en verdad, si los seres humanos son egoístas.
De ahí que el camino del amor, la vía del amor, es y seguirá siendo el camino
del desarrollo de los pueblos, del respeto a las personas y de los derechos
humanos.
Tomado de
“Un Momento”, los artículos breves que Monseñor publica diariamente en TV,
Radio y la Prensa.
Documentos
Diuturnum Illud
Sobre el
origen del poder
Carta
Encíclica del Sumo Pontífice León XIII
26 de junio
de 1881
Immortale Dei
Sobre la
constitución cristiana de los estados
Carta
Encíclica del Sumo Pontífice León XIII
1 de
noviembre de 1885
Libertas
Sobre la
libertad humana
Carta
Encíclica del Sumo Pontífice León XIII
20 de junio
de 1888
Sapientiae Christianae
Sobre los
deberes de los ciudadanos cristianos
Carta
Encíclica del Sumo Pontífice León XIII
10 de enero
de 1890
Rerum Novarum
Sobre la
cuestión social
Carta
Encíclica del Sumo Pontífice León XIII
15 de mayo
de 1891
Quod Iam Diu
Oraciones
públicas por la paz
Carta
Encíclica del Sumo Pontífice Benedicto XV
1 de
diciembre de 1918
Pacem Dei Munus
Sobre la
restauración de la paz
Carta
Encíclica del Sumo Pontífice Benedicto XV
23 de mayo
de 1920
Quadragesimo Anno
Sobre la
restauración del orden social y su perfeccionamiento de conformidad con la ley
evangelizadora
Carta
Encíclica de Santidad Pío XI
15 de mayo
de 1931
Miranda Prorsus
Sobre el
cine, la radio y la televisión
Carta
Encíclica del Sumo Pontífice Pío XII
8 de
septiembre de 1957
Mater et Magistra
Sobre el
reciente desarrollo de la cuestión social a la luz de la Doctrina Cristiana
Carta
encíclica de Santidad Juan XXIII
15 de mayo
de 1961
Pacem In Terris
Sobre la paz
entre todos los pueblos que ha de fundarse en la verdad, la justicia, el amor y
la libertad.
Carta
Encíclica de su Santidad Juan XXIII
11 de abril
de 1963
Populorum progressio
Sobre el
desarrollo de los pueblos
Carta
Encíclica del Sumo Pontífice Pablo VI
26 de marzo
de 1967
Laborem Exercens
Sobre el
trabajo Humano
Carta
Encíclica del Sumo Pontífice Juan Pablo II en el 90 aniversario de la Rerum
Novarum
14 de
septiembre de 1981
Sollicitudo rei socialis
Sobre la
preocupación social de la Iglesia
Carta
Encíclica del Sumo Pontífice Juan Pablo II
30 de
diciembre de año 1987
Centesimus Annus
Sobre la
cuestión social
Carta
Encíclica del Sumo Pontífice Juan Pablo II en el Centenario de la Rerum Novarum
1 de mayo de
1991
Veritatis Splendor
Sobre el
esplendor de la Verdad
Carta
Encíclica del Sumo Pontífice Juan Pablo II
6 de agosto
de 1993
Evangelium Vitae
Sobre el
valor y el carácter inviolable de la Vida Humana
Carta
Encíclica del Sumo Pontífice Juan Pablo II
25 de marzo
de 1995
DOCUMENTOS
ECLESIALES
Gaudium Et Spes
Sobre la
Iglesia en el Mundo Actual
Constitución
Pastoral elaborada en el Concilio Vaticano II
7 de
diciembre de 1965
Libertatis Nuntius
Instrucción
sobre algunos aspectos de la "teologia de la liberación
Congregación
para la Doctrina de la Fe
6 de agosto
de 1984
Génesis del Código Ético Mundial para el Turismo
Sobre el
Turismo y los Inmigrantes
Rev. Prof.
Jordi Galla Estelrichi para el Pontificio Consejo para la Pastoral de los
Emigrantes e Itinerantes
1 de
diciembre de 1999
Apostolatus Maris
Sobre la
Iglesia en el Mundo Actual
Pontificio
Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes
5 de octubre
de 2002
EXHORTACIONES APOSTÓLICAS
Familiaris Consortio
Sobre la
misión de la familia cristiana en el mundo actual
Exhortación
Apostólica Postsinodal del Sumo Pontífice Juan Pablo II
22 de
noviembre de 1981
Christifideles Laici
Sobre
vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo
Exhortación
Apostólica Post-sinodal de su Santidad Juan Pablo II
30 de
diciembre de 1988
Ecclesia In America
Sobre el
encuentro con Jesucristo vivo, camino para la conversión, la comunión y la
solidaridad en América. Exhortación Apostólica Postsinodal del Sumo Pontífice
Juan Pablo II
22 de enero
de 1999
Ecclesia In Asia
Sobre
Jesucristo vivo en su Iglesia y fuente de esperanza para Asia
Exhortación
Apostólica Post-sinodal de su Santidad Juan Pablo II
6 de
noviembre de 1999
Ecclesia In Europa
Sobre
Jesucristo vivo en su Iglesia y fuente de esperanza para Europa
Exhortación
Apostólica Postsinodal del Sumo Pontífice Juan Pablo II
28 de junio
de 2003
Pastores Gregis
Sobre El
Obispo Servidor del Evangelio de Jesucristo para la Esperanza del Mundo
Exhortación
Apostólica Postsinodal del Sumo Pontífice Juan Pablo II
16 de
octubre de 2003
PONTIFICIO CONSEJO JUSTICIA Y PAZ
La Iglesia y la Movilidad Humana
Sobre los
Inmigrantes
Pontificia
Comisión Iustitia et Pax y la Pontificia Comisión para la Pastoral de las
Migraciones y del Turismo
4 de mayo de
1978
Consideración Ética de la deuda internacional
Sobre la
Economía Mundial
Pontificia
Comisión Iustitia et Pax
27 de
diciembre de 1986
La Iglesia ante la carencia de vivienda
Sobre la
Pobreza
Pontificia
Comisión Iustitia et Pax
27 de
diciembre de 1987
La Iglesia ante el Racismo
Sobre el Racismo y las Culturas Multiétnicas
Pontificia
Comisión Iustitia et Pax
3 de
noviembre de 1988
El Comercio Internacional de Armas
Sobre la
Guerra y la Paz
Pontificia
Comisión Iustitia et Pax
1 de mayo de
1994
Para una mejor distribución de la tierra
Sobre la
Propiedad Privada
Pontificia
Comisión Iustitia et Pax
23 de
noviembre de 1997
La Doctrina Social de la Iglesia
Sobre la
Iglesia y el Mundo Actual
Pontificia
Comisión Iustitia et Pax
1 de mayo de
2000
Boni Pastoris
Sobre los
medios de comunicación social
Carta
Apostólica de Motu Proprio
Juan XXIII
22 de
febrero de 1959
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