En la audiencia general de este miércoles, Francisco ha
reflexionado sobre la realidad visible y la realidad espiritual de la Iglesia.
Ciudad del Vaticano, 29 de octubre de 2014 (Zenit.org) Rocío
Lancho García
“Quisiera hoy llevar una oración y traer cerca de nuestro
corazón al pueblo mexicano que sufre por la desaparición de sus estudiantes y
por tantos problemas parecidos. Que nuestro corazón de hermanos esté cerca de
ellos orando en este momento”. Esta ha sido la petición que el Papa ha
expresado esta mañana durante la audiencia general. Lo ha hecho al finalizar el
resumen de la catequesis que realiza él mismo en español.
También ha pedido una oración especial por los que sufren la
enfermedad del ébola, “que se está difundiendo especialmente en el continente
africano, sobre todo entre las poblaciones más desfavorecidas”. Por eso, el
Papa ha afirmado que “estoy cerca con el afecto y la oración a las personas
afectadas, como también a los médicos, las enfermeras, voluntarios, institutos
religiosos y asociaciones, que hacen todo lo posible para socorrer a estos
nuestros hermanos y hermanas enfermos”. Asimismo, Francisco ha renovado su
llamamiento para que la comunidad internacional haga lo posible para vencer
este virus aliviando el malestar y el sufrimiento de los que están siendo
duramente probados. Y así, ha invitado “a rezar por ellos y por los que han
perdido la vida”.
El santo padre Francisco, una semana más, ha llegado a la
plaza de San Pedro, despertando el entusiasmo de los fieles y peregrinos
venidos de todas las partes del mundo. Banderas de distintos países se agitaban
al paso del jeep descubierto y se oían a la gente saludar y gritar ¡Francisco,
Francisco! Mientras, el personal de seguridad, se encargaba de acercar a los
niños hasta el papamóvil para que el Papa pudiera darles su bendición. A pesar
de que se empieza a sentir el frío, una gran multitud estaba presente esta
mañana en la plaza.
Como cada miércoles, el Pontífice ha realizado una
catequesis, y esta mañana, ha seguido con la serie que inició sobre la Iglesia.
Hoy, ha hablado de la realidad visible y la realidad espiritual de la Iglesia.
En el resumen hecho por el Santo Padre en español ha
indicado:
“Queridos hermanos y hermanas: En otras ocasiones hemos
hablado de la naturaleza espiritual de la Iglesia, como Cuerpo de Cristo
edificado por el Espíritu Santo. Hoy nos centramos en lo que pensamos
habitualmente, en lo que se ve: es decir, sus estructuras, como la parroquia,
las organizaciones, las personas que
normalmente la guían. Pero esto no se limita a los obispos o a los clérigos,
sino que comprende a todas las personas bautizadas que creen, esperan y aman,
haciendo el bien en el nombre de Jesús, acercándolo así a la vida de los
hermanos. Por eso, lo visible y lo invisible de la Iglesia no se oponen, sino
que se integran en la única Iglesia. Esto es un reflejo del misterio de la
persona de Cristo, en la que su naturaleza divina es inseparable de su
naturaleza humana, que se pone enteramente al servicio del plan divino de
llevar a todos la redención y la salvación. También la Iglesia, a través de su
realidad visible, como los sacramentos, el testimonio y el anuncio, está
llamada a hacerse cercana a cada persona, comenzando por los más pobres, los
que sufren o los marginados, para que todos sientan la mirada compasiva y
misericordiosa de Jesús.
A continuación ha saludad con afecto a los peregrinos de
lengua española, “en particular a los venidos de España, México, Argentina y
otros países latinoamericanos. Pidamos, por intercesión de la Virgen María, que
comprendamos cómo, a pesar de nuestras debilidades, el Señor nos ha hecho
instrumentos de su gracia y signo visible de su amor para toda la humanidad.
Muchas gracias”.
Al finalizar, el Santo Padre ha dirigido un pensamiento
especial a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, recordando que
nos acercamos a la Solemnidad de todos los Santos. "Queridos jóvenes,
mirad a los santos como modelos de vida; queridos enfermos, ofreced vuestro
sufrimiento por los que necesitan conversión; y vosotros, queridos recién
casados, cuidad el crecimiento en la fe en vuestra casa conyugal".
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